Muchas preguntas debemos hacernos quienes estamos de acuerdo en la necesidad de ponerle un freno significativo al terrorismo mediático, de eso se trata, no de colocar en una balanza los pro y contra, es decir de las causas que podrían ocasionar, es lo que menos nos debe interesar, porque decimos esto, evidentemente que, la inmensa mayoría de habitantes de este país, están inmensamente preocupados por los efectos que ha producido y continua produciendo una parrilla televisiva dirigida las 24 horas al ataque desenfrenado contra el presidente y su gobierno y las consecuencias sobre la población.
Quizás la pregunta más importante y con un altísimo componente de sindéresis es si la desaparición a la incitación del odio en la pantalla chica, produciría un regreso a la normalidad mental de los disociados; no somos especialistas del tema sicológico pero si parte de la vivencia cotidiana de la conducta del disociado, que raya con los más elementales principios de la lógica constructiva sin la necesidad del análisis profundo y/o profesional en esta materia.
El conservador político le teme a las decisiones importantes que quiebren irregularidades en el campo de la comunicación social, inclusive en el terreno de los partidarios del proceso bolivariano camino del socialismo; existen los indecisos que le temen a las consecuencias nacionales e internacionales; la pregunta pertinente sería entonces, cuál es la diferencia de un canal abierto que dice, inventa y oscurece lo que le da la gana y las campañas que lo acompañan sobre la libertad de expresión en diarios en EEUU y Europa, y un canal fuera del aire. Varias aristas se abren a partir de estas reflexiones, una de ellas, es en el campo de los partidarios del proceso bolivariano y tiene que ver con la rabia contenida durante mucho tiempo y en particular el tiempo inmediatamente posterior al golpe de estado y el sabotaje petrolero, creemos que sería una catarsis social y colectiva que abriría las mentes y cuerpos para el reimpulso deseado en la lucha revolucionaria, no se trata de venganza sino de justicia; semejante razonamiento habría que evaluarlo en el campo opositor y la futura conducta fuera del espectro del disparo de cañón continuo cuya enfermedad mental disociativa hizo estragos hasta casi la demencia por la perdida del razonamiento elemental del análisis pertinente.
Si la cosa está en sopesar, evaluar las consecuencias, entonces el partido estaría ganado de todas maneras, continuarán otros canales capitalistas la misma conducta de globovisión o seguirán con cierto equilibrio sería la siguiente pregunta o en este caso interrogante, eso lo sabríamos luego de la nueva realidad circundante, intentarán acciones de calle y el desespero seguro los enceguecerá hasta el peligro para ellos mismos.
Indudablemente que no hay que perder de vista que la oligarquía siempre estará en búsqueda de mecanismos y acciones directas e indirectas para combatir el camino de la construcción del socialismo que intentamos construir, para ello, disponen de recursos y gente, de espacios en gobiernos entreguistas y en especial el apoyo del imperio como tal y el cúmulo de intereses que les son propios. Si el terrorismo mediático es parecido a algo es a la gripe H1N1 que se expande en la medida que no se tomen las acciones de control y desaparición del mal, ese virus del terrorismo mediático tiene cura y es la unidad del pueblo, gobierno y fuerza armada quienes tendrán la última palabra en esta lucha.