“que estamos en carnavales/y cuando llegue la cuaresma
nos dirán ciertos vivales /que todo el campo es una era / F. Quevedo
Renuncia, la cual acepté. Me botan pero sigo siendo el rey. Dejo el puesto, mantengo capital. Me renuncian, soy directivo. Dirijo, no ejecuto. Mando….. por twitter. Difícil de entender este SuDoKu de nombres en busca de un poder mediático perdido. Volatilizado. ¿Saqueado?, tal vez.
Alberto F., lo hace desde de un escenario fantasmagórico. Solo monta una farsa de mucha risa y poco seso. Como toda su vida, plena de intrigas. Sin embargo, afirma y conmueve, suena ¿infantil?. Expone solemne frase, donde exhala una minima “existencia de rasgos de sospechosa humanidad”. El agraviado afirma: “Guillermo Zuloaga es mi hermano del alma”. ¿Inocencia¿. ¿Candor?. El impacto me hace clíck en la memoria. Desde alguna circunvolución del cerebro, escucho a Leo Marini cantando: “Me dijo así, yo soy tu amigo fiel /y en su palabra de honor yo confié. / Mentira, era mentira./ El amigo del alma me robó mi querer”/. Entiéndase: mi canal y en música de tango.
No es pesimismo. Pero la hermandad como institución es poco confiable. Basta con apreciar la precaria condición donde la colocó la tradición católica. Eso de tener la primera familia orgánica de la cristiandad bíblica, como escenario de un hermanicídio, no es asunto ejemplar. Por tanto, Alberto Federico, guillo con esa apreciación. Esto de Caín, despachándose por la vía rápida a su hermano no es poca cosa. Simbología que el pana AFR debió haber aquilatado. Nunca midió esta dimensión al pronunciar su maltrecha y desatinada oración: “hermano del alma”.
A lo mejor, en este predicado andaba, cuando lo madrugó Zulu-Car. Conocido cómo experto cazador y trampero. Quién tiene en la nocturnidad su mejor escenario para la emboscada. Su Mejor arma el aguante de gato perseguidor. Su mas perfeccionada dotación, la nobleza de la macaurel.
AFR quedará como Caín: “condenado a vagar por la tierra de Nod”. Sin Canal no hay paraíso. Ahora vivirá de la carencia, eso si ….. con twitter. Sin duda, algo le queda. Bucanero arruinado, al fin de su destino ……. Sin amigos. Condenado a repetir infinitamente la historia de como lo jodió Guillermo Z.. Oyendo a su mujer repetirle una y miles veces: “ ¡¡yo lo sabia, yo lo sabia¡¡, ese carajete te tenía envidia”. Sus levantes del Canal ya no le pararan, ¡¡¡ él siempre tan galán y conquistador ¡¡. Le quedan solo su circo de conspiradores trashumantes de botiquín dispendioso. Enguayabaos y llorones. No somos nada.
* Como me gustan las pintas, R. Todd me recomendó esta.
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