(Atención al Ministro de Educación)

La dictadura mediática entra a las escuelas de Carabobo

Probablemente lo que paso a comentar y denunciar, forme parte de un caso aislado, pero teniendo en la mano antecedentes y entendiendo un “pelito” la postura que ha venido asumiendo las instituciones educativas privadas, es muy probable (aquí las probabilidades aumentan), que tal situación respondan más que a un evento casual, a una política que se concreta en una agenda escolar oculta o una especie de opción curricular oculta con dos sentidos:1) Instalar desde la escuela la dictadura mediática y 2) Hacer prosperar el negocio a los dueños del diario El Carabobeño, haciendo uso para ello de la escuela. Es curioso el caso, porque puede parecer una estrategia educativa muy creativa, pero es nada más que eso: Pura apariencia. Seguro estoy, que lo que viene practicándose en la Escuela Clorinda Azcunes, ubicada en el Distrito Escolar N12, es parte de una idea bien concebida para unos propósitos no muy escolares.

En principio suena atractivo la idea del uso del periódico en la escuela, porque de ese uso hay muchas evidencias positivas. La idea y práctica puede ser muy atractiva porque se usan periódicos de cualquier tipo, pero la experiencia sería mucho más interesante pedagógicamente, si en vez de usar los periódicos, la iniciativa se concentra en la elaboración y distribución de un periódico escolar, concebido, planificado, preparado y editado por los escolares y docentes porque preparando y escribiendo “su periódico”; los escolares tienen la oportunidad de recrearse con dos herramientas fundamentales para su desarrollo intelectual: La Escritura y la lectura.

En la imposición que se lleva a cabo en la escuela “Clorinda Azcunes” en el estado Carabobo, no existe el interés de usar el periódico como un elemento de apoyo a la actividad escolar, pues si ese fuera el interés, el asunto se organizaría de otra manera. En primer lugar, se fija la idea que la estrategia implica el uso periódicos para leer, investigar y documentar un proyecto aprobado en el aula o la escuela. Si la práctica incluye el uso de los periódicos, la estrategia también pudiera acompañarse con visitas a la biblioteca central del Municipio en donde por lo general se almacenan periódicos y los estudiantes tendría la libertad (escuchen bien la LIBERTAD) de hacer uso de los periódicos de cualquier día del año para profundizar las investigaciones o documentación de sus respectivos proyecto. Este mecanismo, además de promover la lectura e investigación, educa a las niñas y niños para el uso de la biblioteca, que efectivamente son también un importante recurso didáctico.

Pero lo que acontece en la escuela “Clorinda Azcunes” y otras escuelas más, el caso mueve a una pequeña investigación porque “huele” a una especie de currículum oculto, porque la “propuesta” incluye el uso de El Carabobeño. Se usa y se obliga a los padres a comprar ese periódico. Ignoro cómo están las finanzas de El Carabobeño, pero independientemente de cómo anden; el apoyo financiero que le prestan los padres a través de la escuela es importante. Sumando un poco desordenadamente, estaríamos hablando de 950 alumnos y el aporte semanal es de 2.850 bolívares, que mensualmente se transforman en 11.400 y por las 20 semanas escolares; el aporte llega a 220.000,00 bolívares. Imagínese que a esta agenda oculta estén incorporados (siendo corto) unas cincos escuelas con unos 3.000 escolares. Si sumamos con más orden, el aporte por el año escolar estaría en el orden de un millón cuatrocientos cuarenta mil bolívares fuertes. (Bs. 1.440.000,00). Estamos hablando de un negocio muy redondo y había que preguntarse si los directivos de esos colegios se formulan la interrogante del caso: ¿Cuánto hay pa´eso?

Entiendo que los padres están obligados a comprarle a los niños y niñas textos y otros recursos, más hasta donde sé; los padres no tienen la obligación de comprar un periódico que no desean comprar o que no pueden comprar. Seguro estoy, porque se trata de una escuela privada, que frente a una remota posibilidad de intervención de la Zona Educativa para evitar este abuso-negocio, puede intuirse (sin exigirle mucho a las neuronas) que los padres y representantes ya tendrán sus cartelitos de “Con mi hijo y mi periódico no te metas”, pero si ese negocio avanza, es oportuno recordarle a los dueños del colegio que esa lema también tiene sentido para los padres que no comparten esta imposición de comprar un periódico.

Pudiera decirse, para intentar justificar este abuso-negocio que El Carabobeño trae insertado en una de sus ediciones un suplemento infantil. Si ese es la justificación, entonces habría que obligar a los padres y representantes a comprar todos los periódicos que se editan regional y nacionalmente porque todos (por lo general) insertan un suplemento infantil. Hay un dato adicional a esta situación: El Carabobeño juega duro contra el gobierno, plegado a la oposición y tiene mucha publicidad del gobierno.

No pensemos por ahora, qué otros uso puede tener El Carabobeño en la escuela Clorinda Azcunes. Eso queda pendiente.

evaristomarcano@cantv.net





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Evaristo Marcano Marín


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