La Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud (Alma – Ata, Kazajistán, 1979) y las dos Cumbres Mundiales sobre Educación Médica (Edimburgo, Escocia, 1988 y 1993), patrocinadas por la Organización Mundial de la Salud, fueron los eventos de política de salud más importantes de las décadas de los 70, 80 y 90. En estos encuentros se elaboraron Declaraciones que han marcado pauta, y son marco de referencia, de lo que debe hacerse en esta materia. Son elementos objetivos que es necesario conocer y difundir para salirle al paso a las mentiras de este grupo de médicos que han claudicado en lo ético…
He aquí una síntesis apretada de lo planteado: 1. Se establece la importancia del “medio” en la formación y en la práctica médica; es decir, la significación de los “lugares de aprendizaje”. Se cuestiona, que la educación del médico contemporáneo se circunscriba a los hospitales y se obvien centros de trabajo, escuelas, poblados y hogares. 2. Se considera prioritaria la planificación, no sólo para definir el número necesario de médicos y trabajadores de la salud, sino también los “perfiles de competencia”. El médico debe tener una formación integral, no sólo hospitalaria, para hacerle frente a las condiciones económicas y epidemiológicas de atención primaria. 3. Se plantea un “equilibrio” entre los médicos integrales y los especialistas. Los médicos integrales pesquisan y atienden el 80% de los problemas de salud, sólo el 20% restante requiere atención especializada. 4. Se señala la importancia de definir el rol de las Escuelas de Medicina y los criterios de admisión que deben incluir el “compromiso social” y el “estatus de minoría”. 5. Se valora la importancia de la “participación de las comunidades”, en la educación médica y en la prevención de enfermedades.
Todo esto criterios, universalmente reconocidos, están contemplados en los programas de formación de nuestros Médicos Integrales Comunitarios y en la Misión Barrio Adentro.
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