En Venezuela ocurre el mundo al revés por razones politiqueras malsanas, hay gente llorando porque no hubo muertos, hay gente triste porque en un hecho accidental no hubo fallecidos, se lamentan que solo una persona resultó herida y levemente. Nuestra inteligentísima oposición, con facilidades para expresar su talento perverso frente a las cámaras de la TV y cobertura consentida en las emisiones de radio, asi como en apariciones opinativas agigantadas en los periódicos, se alegró cuando naufragó la Plataforma Petrolera a las dos y media de la madrugada del Jueves 12 de Mayo 2010, auguraban una muertamentazón que le diera un vuelco a las intenciones mayoritarias del pueblo, que dentro de 19 semanas contadas desde la fecha en que escribo esta reflexión y según encuestas serias, acudirá a darle respaldo a los candidatos de Chávez y naturalmente de la revolución socialista bolivariana venezolana de ejemplo al mundo, en la cita electoral del 26 de septiembre. En el arroz con mango oposición nacional, se relamían de gusto por el accidente y porque los periódicos de ese día no tenían la noticia ocurrida en la madrugada, inventaron que el “desastre petrolero” lo estaba ocultando el gobierno. Funcionó la twitter-mania y los mensajes de celular para disociarlos aun más, sin darse cuenta que al tener conocimiento cabal del suceso, la frustración los haría llorar de nuevo porque no hubo muertos, ni derrame petrolero. Acostumbrados estamos a oir que El Guri entrtaría en colapso, al no ser así lloraron y con sus lágrimas han contribuido a que el embalse más importante, se acerque por las lluvias a la cota normal, casi maldicen el invierno y les atormenta que el precio internacional del barril petrolero suba, o les duele que tengamos un índice de desempleo ínfimo comparado con el de antes de la administración bolivariana, los mantiene molestos que la inflación también sea muchísimo menor que cuando la disimulocracia informativa verdiblanca, aquella democracia representativa de los ricos, defensora de los ladrones del petróleo, los que vendían o regalaban nuestras riquezas, no construían escuelas, ni liceos, ni les daban merienda a los infantes de educación inicial y otros niveles. Hoy acusan a la administración bolivariana de presuntos regalos en convenios con numerosos países, ocultando que ellos no cobraban ni el impuesto sobre la renta a sus amos gringos y de las compañías petroleras transnacionales. Dicen que hay presuntos negocios turbios en los contratos para la explotación de gas y petróleo mar afuera, pero como justifican el criminal derrame de la Brtitish Petroleum en costas de México y EE UU, acá pelaron pedal y se fueron de bruces, llorando porque no hubo fuga de gas, ni de petróleo, ni de nada, a los opositores carroñeros, es decir a los que disfrutan con la muerte y magnifican o engañan, se les escaparon nuevas barrabasadas con las que mienten a sus lectores, oyentes y televidentes. Lloraron porque se salvaron trabajadores de la plataforma que es ejecutada bajo directriz de una compañía de LA INDIA, salvamento en que actuaron profesionalmente y de manera impecable nuestros hombres y mujeres de la PDVSA soberana. Los irascibles, intolerantes y atrabiliarios de siempre no recuerdan que en campañas electorales una periodista de Globoterror dijo que habian asesinado cuarenta reclusos en la cárcel carabobeña Tocuyito, lo cual resultó infame mentira informativa, olvidan también que inventaron la muerte de nueve taxistas caraqueños en un solo día y lograron paralización parcial del transito capitalino, o cuando El Nacional “mató” un trabajador petrolero que luego fue a presentarse vivito y coleando en el programa Alo Presidente… Urdidores de mentiras dan culto a su ineficiencia estratégica oposicionista descocada. ¡Caramba¡ Venezuela los mira, pero no los admira, no nos gusta ese estilo de quienes declaran “LUTO ENTRE CARROÑEROS”, lamentándose porque no hay muertos en el país en circunstancias que sitrvan, para achacárselas a la revolución bolivariana.
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