Cuando finalizó la campaña electoral, en diciembre de 2006, y Teodoro Petkoft le levantó el brazo derecho a su candidato Manuel Rosales, nunca pensó el ex-ministro de Rafael Caldera y el ex-guerrillero de la fantasía, que su conciencia le iba a recordar ese acto todos los días.
Acostumbrado a calificar a sus enemigos de bolsas, bobolongos, babosos, estúpidos, cretinos y mucho más, el ex-ministro entró en un período de nostalgia. Después de la derrota de Manuel Rosales, al que él llamó “el candidatazo”, se encerró por un tiempo a meditar. “Hay que ser bien bolsa para apoyar a un delincuente como Manuel Rosales. Por Chávez hago este tipo de vainas. Por eso hago lo que hago”. Peinándose a cada momento con su mano derecha, Petkoft seguía meditando: “ Y ahora tener que calarme a Henry Ramos y a Enrique Mendoza y a Luis Miquilena, al que le dije de todo, desde Vito Corleone hasta Triky Micky, cuando estuvo apoyando a Chacumbele. Esta es la vaina de la política, que uno tiene que encontrarse con estos carcamales”.
Camina por la biblioteca de su casa en Colinas de Bello Monte, y ve sus libros en un stand. “Hay que ver cómo he escrito pendejadas a lo largo de esta vida. Y lo peor, cada vez que me llaman de Globovisión a sentarme al lado del pirata ese de Leopoldo, tengo que tragar fuerte. Pero si quiero salir de chacumbele tengo que echarle bolas y pasar por todas estas ridiculeces.”
En la tarde tiene que asistir a una reunión en la mesa de la Unidad. Lo que él llamó la alianza perfecta no aparece por ninguna parte y eso lo tiene preocupado. Ahora va a insistir. Unidad, unidad.
Llega a la quinta Esmeralda y toma asiento y comienza a mirar a los ilustres y decentes miembros de la Mesa de La Unidad Democrática. Le sorprende que Ramos Allup esté hablando con Pablo Medina, y más allá Enrique Mendoza se ríe con Gabriel Puerta y Andrés Velásquez. Ramón Guillermo Aveledo está abandonado en una esquina y Omar Barboza le echa el último chiste maracucho acerca de Chávez
a Julio Borges. “Pura basura” -piensa Petkoft.
Escucha que alguien le está diciendo algo pero no entiende, se vuelve y descubre a Pompeyo Marquez, quien lo abraza fuertemente. “Seguimos en la lucha, compañero”.- le dice Pompeyo, y él le contesta. “Sí, pero ahora mucho más cómodos”. “Cuando salgamos del autócrata, volveremos a Miraflores”, le dice Pompeyo y sigue saludando a sus compañeros. Va y abraza a Omar Barboza, ve a Henry Ramos Allup, y Pompeyo no se aguanta y lo abraza y le dice: “¿Cómo está ese gran demócrata?”. Ramos Allup sonríe a carcajadas.
Teodoro Petkoff los ve nuevamente y se dice: “Definitivamente, somos unos bolsas”
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