En este país que siempre me asombra pasa de todo. Los de la consigna "con mis hijos no te metas" vuelven como todos los años, con “mi aumento de matricula no te metas”. Los que saltaron con furia contra Calle 13 por cantar en La Carlota, contra la decencia de Joan Manuel Serrat y ahora contra Andrés Calamaro por dar un concierto gratis, volvieron a dar brincos de incomprensión e intolerancia. “Con mis artistas no te metas” dicen los hinchas de la inconsecuencia cual brasileños molestos con Dunga.
También saltan para defender a un cardenal como si se tratara de la Madre Candelaria. Un tipo con sotana que es abiertamente contrario al Gobierno, que no es santo porque está vivito y coleando, que no es beato porque es un cardenal, que no es ni siquiera socialdemócrata porque es de ultraderecha… ese señor, es defendido como si fuera Jesús. Ridiculeces como “hay que defender la dignidad de Urosa” es una frase que “da la hora”. Y cuanto bicho anticlerical que hay por ahí, ahora se “confiesa” y se indigna porque Chávez le dio hasta con el tobo a Urosa y a sus afirmaciones. Pero no sólo eso, saltan para acusar al gobierno de no querer que les amparen los ahorros. “Con mi pelazón no te metas” dicen molestos porque el gobierno los está ayudando a no comerse un cable. Supongo que lo hacen “en nombre de la libertad”. Son más libres que los gringos pero dicen que están más presos que Noriega o El Chacal, en las “mazmorras” del marido de Carla Bruni.
Quieren quedarse mamando, pagando lo que sea por los colegios, quieren vivir sin música. Están, quieren estar, en un absoluto estado de depresión. Son tristes y mal encarados. Amargados y sin esperanza. Ellos van hacia el abismo y la mayoría del país los ve caer. Sólo les falta una huelga de hambre masiva en nombre del libre cobro de matriculas escolares, en nombre de “artista que a mí me guste no puede tocar gratis”, en nombre de cardenal que se duerme se lo lleva la corriente, en nombre de que los bancos que quiebren no sean auxiliados financieramente, en nombre de la inopia, la tristeza, la desesperación, la vergüenza empresarial y el libre culto al pájaro rojo con cresta mal peinada.
“Burgueses atados sus huevos al twitter y la internet capitalistas, déjenme cantar tranquilo...o absténganse de comentar con odio mi verga” les dijo condensadito Andrés Calamaro ya harto de tanto insulto e intolerancia. En 140 caracteres les soltó lo que yo tengo decir en 2.600 porque es el espacio me toca en suerte. Y es que entre el Pulpo Paúl y la intolerancia “ilustrada” está sumergido una parte del país, el que siempre me asombra.
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