(www.ensartaos.com.ve) Conociendo el área y habiendo trabajado en ella por más de 40 años sentí profunda alegría cuando el gobierno anunció la legalización de más de 20.000 cooperativas en todo el país. El boom fue tan extraordinario que hasta hubo que habilitar las instalaciones del Hipódromo la Rinconada para recibir la documentación exigida por la nueva Ley de Cooperativas y así darle personalidad jurídica.
Como por arte de magia, en todos los Ministerios, Institutos Autónomos, Empresas del Estado, Universidades y pare de contar, surgieron cooperativas integradas por 5 personas (mínimo exigido por la Ley) para prestar los servicios de Alimentación, vigilancia y/o mantenimiento a las instituciones publicas. ¿Capital para trabajar? Eso no era problema, el Comandante emitió decretos que obligaba a los entes públicos a suministrarle a las nacientes organizaciones cooperativas prioridad en la contratación y además el dinero correspondiente para cubrir de entrada el 50% del total del contrato. O sea Ud. Lograba que su grupo familiar mas cercano le firmara los documentos constitutivos (bajados por Internet) los registraba (gratuito) los llevaba a su contacto en el ente público (acuerdos de colaboración) el ente público le elaboraban el contrato, le adelantaban la mitad del costo y luego Ud. Se ocupaba de buscar mano de obra barata para poder cumplir con el contrato firmado.
En síntesis la Alianza perfecta: El ente público se quitaba el dolor de cabeza de lidiar con obreros y tener que tratar con las mafias sindicales, adquirían a un “capataz con rango de contratista” al cual podían presionar restringiéndoles los recursos y sin ninguna responsabilidad laboral. El nuevo capataz asumía la ejecución del contrato, buscaba en el mercado laboral a los mas necesitados y que no tendrían posibilidades de entrar en el competido mercado por plazas de trabajo, les ofrecía condiciones ínfimas que eran aceptadas por hambre y el nuevo capataz, sin látigos, pero protegido legalmente y apoyado por el patrón, comenzó a ver que eso producía buenos dividendos y por arte de magia se convirtió en “capitalista” explotador de su propia clase social. Esta alianza muestra sus efectos en toda su crudeza en las llamadas Cooperativas de Vigilancia.
Durante los gobiernos de la IV Republica los generales que pasaban a retiro o le daban de baja tenían tres caminos: 1.- Fundar una Empresa de Importación, si había estado asignado a una Aduana. 2.-Atender los fundos y haciendas que habría acumulado si estuvo ubicado en las zonas rurales o 3.- Crear y dirigir una Empresa de Seguridad y Vigilancia si había estado trabajando en los cuerpos de seguridad del Estado. Cuando surgieron las Cooperativas de Vigilancia esas iniciativa las tomaron los sargentos retirados y/ o milicianos y un gran numero de ellos recibieron contratos para que se dedicaran a esas actividades. Uno de esos casos es lo que inspira la este articulo. Se trata de LA ASOCIACION COOPERATIVA COPROINRA,RS. Fundada y gerenciada por el Miliciano: JUAN AGUSTIN MONTES VASQUEZ, quien en conjunto con su esposa y otros familiares lograron legalizar en el 2005 esa cooperativa de vigilancia, domiciliada en Mene Grande y registrada en Lagunillas, Edo. Zulia y logró un contrato con PDVSA para brindarle el servicio de vigilancia en los Estados Zulia, Mérida, Trujillo y Falcón, o sea en todo el occidente del país. Con una plantilla de mas de 60 vigilantes contratados recibe por cada uno Bs. 6.500 y les paga (paquete todo incluido) Bs. 3.200 a cada vigilante haciéndolos trabajar en turnos de 24x24.
Como la Ley de Cooperativa le prohíbe tener empleados les hace firmar un contrato POR TIEMPO DETERMINADO (no explicito) en el cual renuncian a todo reclamo: “hago constar, que no pagué certificado alguno y como efecto no tengo derecho al reclamo de excedente alguno por habérseme cancelado gradualmente cada mes y en consecuencia no tengo derecho a beneficio alguno”.
Cuando uno lee el contrato que este “cooperativista” les hace firmar a los “socios” que contrata uno no sabe si acordarse de su progenitora o felicitarlo por su capacidad para sacar provecho de las necesidades de los que se le acercan para solicitarle trabajo. En verdad, me cuesta creer que la SUNACOOP permita que “cooperativas” como estas puedan firmar este tipo de contrato y que no haya nadie que los meta en la cárcel.
Hace varios meses lancé un grito de auxilio y pedí al Comandante Chávez que eliminara a todas esas cooperativas chupasangre que contribuyen a precarizar las condiciones de trabajo y a hundir más en la pobreza a la gente que se les acerca. Estamos llegando a considerar que los empresarios del capitalismo salvaje están resultando niños de pecho ante estos pseudos cooperativistas, que han matado las esperanzas y el espíritu de solidaridad que promueve la organización en cooperativas del pueblo organizado para la ayuda mutua.