Mi instinto me dijo que ahí, en esa desolada mesita, había una historia, por lo que decidí interrumpir la ansiosa soledad de una segura ganadora que perdió.
¿Tu aquí? -Me preguntó con una rabia que su rostro enchumbado de botox no pudo expresar-. Clarooo, ahora vas a venir con pregunticas contrarrevolucionarias de esas que tu haces. Ya me vas a venir con el cuento de que perdí y vas a querer que te diga por qué, como si fuera culpa de mía que este pueblo sea tan bruto, flojo y malagradecido, porque hay que ver si alguien ha estado con el pueblo esa he sido yo… nueve años vestida de rojo como un diablo de Yare, dejando pasar el verde limón que me favorece tanto y que estuvo tan de moda el año pasado, y el morado y todo un arco iris de ropas finas, pero noooo, yo, disciplinadamente de rojo, desde el moño hasta el c… Para que me pague así este pueblo envidioso, a mi, que hasta autobuses con mi nombre les di. Pero es que no lo pueden ver triunfar a uno… egoístas sin ideología…
Si la culpa es del pueblo ¿Por qué mi presidente resucitó a las tres erres, y ahora, al cuadrado? ¿Por qué la Diputada Iris Varela está pidiendo que intervengan el buró regional? -Logré colar mis interrogantes en medio de su hiperventilada perorata.
¡A la desgreñada esa ni me la nombres! - gruñó mientras se atragantaba con un pedazo de uña carmesí. ¿Tu crees que se puede confiar en una mujer con un pelo como ese? No, mi amor, esa pinta de comunista desaliñada ya no se lleva, esto es el socialismo del siglo XXI, con una cara fresca, moderna, atractiva. Y esa desaliñada no solo da mala imagen, sino que ahora viene con esto la muy… muy... Hay que ser idiota para renunciar a un cargo que es de uno y pedir una intervención ¿Qué más quiere, que dialoguemos con las bases? ni que yo fuera autosuicida. Y, qué fastidio con Chávez, me vas a perdonar, pero otra vez con las tres erres, tanto que nos costó hacernos los locos la vez pasada… tanto “sí, mi comandante presidente”, tanto disimulo, para que me gane el idiota de la MUD. Y ahora la militancia me viene a reclamar ¡No señor! Disciplina revolucionaria o se me van, que a lo hecho pecho, y de silicona, que mi puesto en el buró es mío, que mis cinco gerencias generales y mis dos viceministerios son míos, así que ¡¡Uh ah!! ¡Escarlatina no se va! -Recogió sus blackberries y se fue. Esta vez no hubo botox capaz de ocultar que estaba llena de temores, dudas y, tal vez, algunas terribles certezas.