“¿Cómo te fue con ese abrazo fraternal que en este pasado diciembre le diste al neoliberalismo?, ¿cómo te fue con las compras de ropa de marca y de artículos de la mejor calidad producidos en el imperio…?, ¿cómo te fue con el whisky o la champaña? ¡Me imagino que en tu casa no se brindó con whisky nacional ni con vino pasita!, ¡seguro te abrazaste al neoliberalismo y en tu casa brindaron con el mejor whisky escocés y los mejores vinos importados!”.
Lo anterior es un comentario que llegó vía mail en respuesta a la Letra Desatada: Ideología enmascarada, publicada la semana pasada en este mismo espacio. Con la mención de las marcas, la señora pone el énfasis en lo que, quienes apoyamos a este proceso de cambios, supuestamente deberíamos despreciar. ¿Cuántas veces hemos oído decir un razonamiento según el cual los socialistas, en tanto antiimperialistas, no debemos utilizar “productos hechos en Estados Unidos”? Asume la señora que los productos del imperio son todos buenos y que los nacionales son todos malos (como el café gringo, que seguro es mejor que el venezolano) y que los socialistas deben consumir sólo productos nacionales, pasar trabajo y brindar con “vino pasita”. ¡Todos a pasar trabajo pues, impongámonos un auto bloqueo con todo lo gringo, porque sus medicinas curan, pero somos antiimperialistas! ¿Qué se puede responder a esto sin perder la ecuanimidad? Insólito, pero cierto.
“Ignora” la señora que una buena parte de los y las compatriotas ahora comen más y mejor, que producimos e importamos alimentos de varios países que se venden más baratos, que muchas más mesas tuvieron su pernil y su hallaca, que muchos más disfrutan de la comodidad que les da adquirir electrodomésticos, que podemos tomar vinos importados, también hay unos vinos buenos y baratos de Argentina y que eso no debe avergonzarnos si se compra con nuestro trabajo.
Supongo, entonces, que no debe soportar tampoco que se saque de ranchos tambaleantes a miles de compatriotas para vivir en apartamentos de bloques. Eso, seguro, es “abrazar el neoliberalismo”, pues vivir en viviendas de bloques es bueno y lo bueno no es socialista.
La señora se “olvida” que precisamente lo que busca este proceso de cambios es el buen vivir, lo cual no viene adosado a una marca. Honestamente ignoro si es más socialista brindar con vino pasita, lo que sí sé es que una punta trasera es mejor, mucho más blandita que el pecho, si se quiere hacer una parrilla. Si esa carne es de aquí, de Estados Unidos o de Brasil me importa un pepino. Las “marcas” dividen artificialmente, pues convierten a los seres humanos en “etiquetas”. Y hasta se mata por eso. Es una discusión lamentablemente no superada ni aquí ni en el planeta. Y los chinos hace rato que se dieron cuenta.
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