Pensando en el futuro, presente, Alfredo Maneiro dijo de la izquierda: “Si no va a participar, que no estorbe” pero, ya se sabe, viejo no tiene proyecto y su única pasión es la rutina. Y la rutina bien pagada de los diputados y senadores de izquierda, como Víctor Hugo D’Paola, era no estar de acuerdo con el gobierno que para que no estuvieran de acuerdo les pagaba. La izquierda parlamentaria quería cambiar la orientación del edificio del Estado y desde la parte de atrás los parlamentarios de izquierda juntos empujaban, sin otro resultado que, con los pies, echar más atrás las porquerías que de noche los borrachos ahí dejaban. Luego, miraban y decían: “mira, estamos avanzando, ese mojón está más lejos…”
LA IDEA
Y así pensaban seguir hasta que la rana burguesa echara pelos. Víctor Hugo de Paola escuchando a Mozart en Choroní y maldiciendo al chamo de la moto que bailaba al ritmo de “Mi Aguela…” o, como decía Cervantes pidiendo cotufas en el golfo, hasta que llegó Chávez, meneó la mata y convocó al pueblo, al que llamaban ignorante pero sabía más que pescado frito. La izquierda arrugo la narizota y dijo, como dijó de Fidel cuando el Moncada y el Granma, “aventurerismo pequeñoburgués”.
LOS HECHOS
Pero Chávez, echo el pendejo, les dio en la madre, Y Venezuela les puso los cachos con el joven teniente coronel, bolivariano para más vainas, a ellos tan cosmopolitas, y mientras los cachúos, que habían votado sin dolor por Caldera el asesino, discutían si votaban o no por Chávez, este ganó y cumplió su palabra y ya llevamos 12 años de muy imperfecta y amada revolución, y la izquierda postmortem sigue diciendo pistoladas para explicar lo que les pasó porque sólo hablaban pistoladas mientras Venezuela les ponía los cachos con el Comandante.
EL LIBRO
Y ahora, hasta escriben libros para explicarlo. El último es el de Víctor Hugo D’Paola presentado por Pompeyo Márquez, entre gallos y media noche en el crematorio del Cementerio del Este, última dirección todos ellos se saben de memoria.
“La Izquierda Devastada” es un libro escrito para decir que el fracaso de esa “generación bolsa” también es “culpae’Chávez”. D’Paola sostiene que “antes de Chávez” la izquierda estaba avanzando, incluso disputándole y arrebatándole gobernaciones y municipios a AD y COPEI. Como si un Tablante, un Gessen, o un Ramón Martínez significaran fueran algo diferente a un adeco, un copeyano, un mafioso, o un Pastor Heydra. Incluso sufrimos un gobernador del MAS que llevó su ignominia a extremos que ningún adeco alcanzaría, erigir una estatua del General Gómez en Maracay.
R.I.P.
Eso es lo más que se puede decir, y todo lo que quería decir sobre el libro de Víctor Hugo D’Paola. Que esta banda de tránsfugas marxistas, marxólogos, marxianos no piensa que su aislamiento y nuestra indiferencia los protege totalmente. Siempre les caerá algún honrado escupitajo en la cara, por lo que fueron, lo que no fueron y lo que terminaron siendo, una generación que se rebajó a olvidar sus respuestas y adoptar las del enemigo, sólo para descubrir que Chávez les cambió todas las preguntas. Chávez y el pueblo, a mucha honra.
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