Ocurrió
el milagro: Conferry se convirtió, así, de sopetón, en una empresa
ejemplar. Resulta que tras el anuncio de nacionalización sobrevino un
brote colectivo de amnesia entre algunos nostálgicos defensores del este
monopolio naviero siempre a punto de zozobrar, quienes se lanzaron a
atribuir bondades a un muerto que en vida no fue bueno.
Ahora resulta que todos los abusos que se cometieron hasta hace apenas
dos días, o no sucedieron o si si pasaron fue por culpechavez. Así, la
sobreventa de boletos, los retrasos infinitos y todo tipo de maltratos
eran producto de la falta de divisas. Una historia que empezó siglos
antes de que existiera CADIVI y que se convirtió en modus operandi de
esta empresa, resulta que es culpechavez, como todo según la doctrina
globotizante.
La
globotización desarrolla un mecanismo de auto agresión que induce, a la
gente pensante y decente de este país, a rechazar a priori cualquier
medida que tome el gobierno, incluso y con más fiereza, las que les
favorezcan.
Dicho
mecanismo bloquea la memoria y suplanta recuerdos, alimentando una
especie de Síndrome de Estocolmo que hace que algunos se caigan a puños
con el INDEPABIS, por ejemplo, para que los dejen ser desplumados en
nombre de la libertad. O aquellos que recuerdan con nostalgia la
eficiencia inexistente de la privatizada CANTV de Gustavo Rossen. Y
otros a quienes la palabra Viasa no les dice nada y si les dice no la
escuchan porque los haría pensar… recordar...
Globotizados
nos quieren los dirigentes opositores que, incapaces de hacer política,
se dedican a cultivar la locura. Los que nos piden mirar hacia
adelante, porque el pasado pasó y allá se quedó. Los que hablan de
cambio, de nuevas propuestas que nada proponen y que cada vez que abren
la boca impregnan el aire del tufito nauseabundo y dulzón del cadáver
del puntofijismo, que hoy quiere resucitar en una Mesa de Unidad pegada
con saliva y moco.
Globotizados
nos cree Leopoldo López, que tuitea impúdico sus loas a Rómulo
Betancourt, llamando padre de la democracia al padre del desmadre
adecocopeyano. Conjuga Leopoldo, al estilo de María Corina, “Yo Rómulo
Betancourtiaría”. Y quienes lo vimos el 12 de abril sabemos, sin duda,
que Leopoldo es de los que dispara primero y pregunta después.
Hablan
de captar el voto chavista, apelan al cansancio de quienes no nos
cansamos, juegan al estorbo, al muerto necesario, mostrando con torpe
arrogancia toditas sus costuras: Burdas puntadas de guerra sucia made in
USA. Nostálgicos de pesadillas pasadas, se lanzan a la calle a jugar a
la democracia, a besar viejitas, a saltar charquitos... Deja vu que los
desnuda, que aviva la memoria herida del pueblo que supo vencerlos y que
siempre los vencerá.
¡Ah! Cuántas cosas reflotó un ferry que no flota...