El documento es un compendio de frases huecas y de lugares comunes, como las siguientes: “El país nos ve y nos escucha, nosotros nos vemos y nos escuchamos. Las palabras aquí escritas no pueden ser, no son, y no serán, palabras que se lleve el viento”. “Vamos a llenar de vida y de derecho nuestra democracia”. “Practicaremos una política exterior que atienda al país democrático que somos”. “Nos comprometemos a hacer del petróleo una palanca para el bienestar y el progreso”. Y así todo el documento, de principio a fin. Redacción sosa. Falta absoluta de imaginación. Pobreza intelectual.
Leo, todos los días, El Nacional, y, a veces, veo Globovisión. Como político uno está obligado a hacerle seguimiento a lo que declaran los voceros de la oposición. Y nunca encuentro algo que digan, que valga la pena escribir sobre ello. En varios años, éste es el primer artículo que escribo, dedicado a la oposición, a sus partidos y a su dirigencia. Uno quisiera, realmente, un adversario que representase un mayor reto. ¡No es lo que tenemos!
Sostengo, por el contrario,
y sobre este tema sí he escrito, que el verdadero enemigo político
es la inmensa y eficiente maquinaria ideológica capitalista. Al igual
que sus ONG. Trabajan, día y noche, para confundir y desinformar a
la opinión pública. Hay enemigos de cuidado, hábiles e inteligentes,
en la mentira, como el Padre Armando Janssens, Feliciano Reyna y otros
que, como los topos, trabajan en la sombra… El pueblo, con su agudeza
propia, al oír algunas declaraciones de dirigentes conocidos de la
oposición, suele decir: “¡Y esa es la gente que nos quiere gobernar!”.
Tiene razón pero nos olvidamos de la maquinaria ideológica capitalista.
Ese es un enemigo que no podemos subestimar. ¡Todas las miserias y
mezquindades humanas se empozan en ella!