Credito: CiudadCCS |
Describir cada uno de éstos quiere decir, sin más, entrar en un estilo propio de la cuentística fantástica de Borges (el escritor argentino, aunque pudiera ser también el dirigente de Primero Justicia).
En una misma semana y sin previa anestesia vimos, por ejemplo, a un Pablo Pérez completamente borracho, agarrándole el trasero a un gaitero, por cierto, con la esposa del primero al lado que miraba atónita cómo le quitaba los zapatos a ese hombre y hasta la gorra para, después, en un ataque súbito de masculinidad perdida, lanzarse de la tarima para alebrestar a los bolivarianos que se encontraban celebrando en la sede de Corpozulia, a pocos metros de allí, y que tuvieron que enfrentarse a los guardaespaldas de ese gobernador ebrio que comenzaron a repartir golpes a diestra y siniestra por órdenes suyas (muy parecido, por cierto, a lo que hizo María Corina Machado en un mercado caraqueño).
Evidentemente, todo transmitido en directo, pues el mismo gobernador, cuando aún no estaba borracho, había pagado una cadena de medios regionales: suicidio a sí mismo con consentimiento propio.
Lo más realístico-mágico fue que el gobernador en cuestión, al otro día y en medio de un ratón físico y acaso moral, salió a decir que era malo beber alcohol o algo así…
Pero, cuando pensamos que todo había terminado (al menos por esa semana), vimos con asombro cómo al pobrecito de Pablo Medina, que después de haber hecho el ridículo de su vida en el lanzamiento de su candidatura, más cercano a un delirium tremens que a otra cosa, lo dejaron súbitamente sin candidatura por no tener cobres para pagarla.
Recordemos que en su lanzamiento como precandidato había planteado perlas de la política contemporánea venezolana como, por ejemplo, pedirnos a los venezolanos, cual si estuvieran en una iglesia, una limosna para su candidatura, mientras al mismo tiempo prometía construir una carretera que bordearía todo el Caribe venezolano.
Evidentemente, corrió con más suerte Diego Arria (el Osmel Sousa de la política venezolana), a quien la MUD dejó la total libertad de seguir haciendo el ridículo con una candidatura que, sin duda alguna, dejará una huella imborrable en los centros estéticos venezolanos, sobre todo después que lo mostráramos en Cayendo y Corriendo sin camisa y con un jeans de los años sesenta bien pegado (foto que le envío por internet quién sabe a quién…).
Pero regresando a Pablo Medina, lo cierto fue que, después de haber sido retirado de la carrera por la candidatura a la Presidencia de la República, el chavo del ocho de la MUD afirmó en un arrebato de surrealismo: no puede ser que a uno lo excluyan por ser trabajador y pobre… (se me pareció mucho a Leopoldo Castillo cuando, en vivo, afirmó con cuentas en la mano que no le daban los cobres para llegar a fin de mes).
Pero el non plus ultra de la literatura fantástica que está escribiendo la oposición esta semana, y que les estoy relatando en estas breves líneas, lo tuvo Globovisión en su preventa.
Antes que todo, es necesario recalcar que nos sorprendió una preventa por parte de un canal de televisión que, días antes, nos había hecho lagrimar con el cuento chino aquél (¿o mejor cuento gringo?) según el cual, por causa de una multa, estaba en quiebra y (como en el caso de Pablo Medina) teníamos que salir nosotros los venezolanos a pagar sus deudas (¿otro globopotazo?).
En medio de ese acto, más parecido a un sarao adeco que a otra cosa, surgió de la nada la imagen necrofílica, y proyectada sobre un fondo negro, de Zuloaga pidiendo, también él, cobres a los venezolanos para mantener a un canal de televisión que, hay que aclararlo, está siendo mantenido por los gringos.
Pocas veces la televisión venezolana presenció un espectáculo tan pavoso y a la vez surrealista: el de un prófugo de la justicia venezolana por acaparamiento de vehículos, que es proyectado, cual holograma de la guerra de las galaxias, diciéndole a los venezolanos que no se preocupen que el 2012 dejará huella.
No se si el 2012 dejará huella, pero al menos esta semana pasada vaya que sí la dejó.
MIGUEL ÁNGEL PÉREZ PIRELA
MODERADOR DE “CAYENDO Y CORRIENDO”