Estas
tan cacareadas elecciones primarias de la MUD han ratificado lo que
secularmente ha sido el comportamiento ético-político de las fuerzas retrógadas
venezolanas. Se sabe, de forma general, lo que cada quien sabe de manera
concreta incluyendo a los propios adeptos a la retrogradación: que los
escuálidos son genéticamente tramposos. Lograron soportar sobre la trampa el
tinglado que armaron durante tanto tiempo sobre sus despropósitos políticos; y despropósitos,
porque siempre, a través de una democracia elaborada sólo a punta de idílicos
versos políticos, mantuvieron al pueblo marginado para poder diezmar así, en
vulgar contubernio con los rapiñadores gringos, una riqueza que en justicia ha
pertenecido y pertenece a todos los venezolanos por igual.
La
doctrina electoral del “acta mata votos” fue la piedra angular de esa marcada
tendencia corrumpente del ambiente político venezolano unido a otros vulgares
ardides administrativos concomitantes. Y fue esa misma doctrina la que privó
para la celebración de estas tan celebradas primarias. Primero, porque la
Comisión electoral de la MUD le impuso al CNE las condiciones en que ellas se
iban a celebrar; vale decir, sin nada de controles que pudieran garantizar su
transparencia, selecto atributo de toda elección que se respete: cero
captahuellas (que garantiza un elector un voto, y a lo que siempre se han
opuesto, sin cobardía), cero tinta indeleble y, sobre todo cero posibilidad de
auditoría, ya que esta habrá inexorablemente de purificarse en una hoguera sin
que la duda razonable pudiera confirmarse o negarse. De allí que los montos
aparatosos de votos consignados hayan sido tempranamente puestos en entredicho
aplicando unas matemáticas elementales y, por parte de Jorge Rodríguez, ex
presidente del CNE en tiempos turbulentos, quien mediante un preliminar análisis
histórico-científico demostró inconsistencias graves dentro de tales
resultados, quizás, cuando ellos estaban encendiendo ya la pira purificadora… Porque la verdad es que esa posibilidad de
fraude se convierte en conocimiento general que quizás vale de una vez por
todas en razón de los antecedentes ético-políticos de quienes lo practicaron.
Porque aquí no se trata, como piensan algunos, de temer si los escuálidos han
crecido en votos o no, sino en pensar que, si por algún accidente histórico
Capriles Radonski llegara a ser presidente de este país, incluso por unas
elecciones inobjetables garantizadas por el CNE, su ilegitimidad de origen estaría
fundamentada sobre la naturaleza fraudulenta de unas elecciones privadas que lo
llevaran a ser el candidato de la MUD, aunque ese mismo espíritu fraudulento no
lo hubiesen podido materializar en esas elecciones, tal como siempre ha sido su
terco deseo genético. Tan sencillo como eso. Y así como en lo jurídico, el error continuado no hace derecho, en política el
fraude tampoco puede dar legitimidad de origen a nadie. De allí la importancia
que tiene para ellos quemar los cuadernos electorales y los votos: para no
dejar posibilidad de poder probar ese fraude tan deslegitimador. Pero,
afortunadamente, el TSJ mandó a parar… Un fraude donde tal vez todos sean
cómplices negociantes, porque, en un ambiente tan envilecido como ese, toda
conjetura cabe lícitamente. Y eso no hace respetable la política cuando al mismo
tiempo el chavismo busca afanosamente hacerla, para dignidad de todo el país y
su nueva realidad. Por eso es que la MUD lo que garantiza es el conflicto real y
no el virtual que los medios mercantilistas le atribuyen al chavismo. En fin,
no es que la honestidad ni el ascetismo broten de la reflexión, sino más bien
de la voluntad profunda y de su relación con el no pecar de ignorante, por lo
que los escuálidos siempre serán tramposos, ya que su obrar se produce por sus sentimientos
y no por conceptos, en particular por los que al contenido ético se refiere.
Y
en relación al candidato elegido, es él un fraude en sí mismo, sobre todo,
porque aspire a que el pueblo lo elija presidente cuando ese pueblo tuvo como
cuna, un petate de sueldacostilla, por cuenta de lo que él representa, tan
genuinamente, al venir de cuna de oro. Y es fraudulento porque a través de un
fraude llegó a la política tradicional. El poder de compra de su familia, así
se lo permitió. Podríamos decir que entró por la puerta grande, siendo muy
joven. Por eso es que no me explico cómo
puede algún fanático enceguecido, mediante párrafos recargados de volutas o
roleos, aspirar a que Capriles Radonski se parezca al venezolano común y que
sienta su dolor y viva sus dramas y alcance conquistarle el corazón, para una presunta democracia de
carne y hueso. La democracia de carne y hueso, que instauraría Capriles
Radonski en esta liberada Venezuela de hoy, sería una donde el preceptor de la
misma fuera el carnicero López Sisco, por encargo del Imperio… Y esto debe
quedar claro.
Pero
el tipo pudiéramos decir que está bien en cuanto a que ostenta algunas armonías
físicas, aunque con un neto y contradictorio ceño fascista que ya se le había
encarnado en su asalto a la embajada de Cuba y en la inhumana, vil y cobarde
detención del ministro Rodríguez Chacín en aquel su gozoso abril de 2002,
producto, quizás esa vituperable actitud suya, de un provechoso diplomado que
hiciera en alguna Adolfo Hitler Schulen, como
por e jemplo la SS-Junkersculen. Es
fraudulento incluso –y quizás lo más grave- porque se empeña en ocultar o
disimular su verdadera esencia como ser: no tiene el valor a definirla o
mostrarla conforme ella es, porque su voluntad profunda es engañar para que a
través de su engaño alcancen posicionarse las fuerzas políticas y económicas
más oscuras de este país. Es un redomado fascista, y pretende hacer creer que
es izquierdista; quiere hacer ver que lo preocupa el pueblo, cuando en realidad
es un burguesito disipado, porque en su casa no se hablaba
de política, sino de real. Ahora se habla de política, buscando más real... Ese
es el objetivo de su fraudulenta ambición.
Pero todo disimulo, siendo obra de la reflexión, sin embargo no es posible mantenerlo de forma ininterrumpida. Ya Séneca lo había sentenciado: “Nadie puede llevar mucho tiempo una máscara fingida”, porque la mayoría de las veces, es descubierto. Y Capriles Radonski a la larga pudiera descubrirse él solito si es que acaso tuviere el suficiente valor y pundonor para eso. Solamente habría que esperar.
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