Uno de los signos que parecen caracterizar la campaña electoral de las próximas elecciones para Presidente de la República, es sin duda alguna la violencia. Este ingrediente, que si bien no es nuevo y dio algunas señales en el pasado, parece ahora renacer inducido por los asesores de la oposición como único mecanismo para vender su producto y convertirlo - según el guión del libreto - en un “candidato detergente”.
Resulta preocupante que sin haber autorizado el Consejo Nacional Electoral (CNE) el inicio de la campaña; la cual según el cronograma se inicia en julio, se hayan precipitado los representantes de la oposición a buscar la calle y sobretodo, a visitar barriadas populares de manera desafiante para dar a conocer su candidato.
Aprovechando la ausencia del Presidente Chávez - por su convalecencia por todos conocida - hemos visto en los últimos días al candidato de la oposición o “candidato detergente”, dejarse arrastrar por un estilo impuesto en contra de sus principios y cuya conducta inducida lo muestran incómodo a la hora de vestirse de pueblo y tratar de acercarse a los excluidos, con el más descarado estilo de candidatos de la cuarta república.
Uno de los objetivos que se esconden detrás de esta actuación del candidato opositor, fue delineado recientemente por uno de sus asesores; el director de Datanális Luis Vicente León, quien declaró para una supuesta agencia de noticias “Intopress” que: “el candidato presidencial de la oposición Henrique Capriles Radonski, está obligado a desmontar el miedo, para garantizar a la gente que su oferta es mejor que la de Chávez y mantener la unidad dentro de la Mesa”.
En realidad no sabemos a que miedo se refieren, pero pensamos de antemano que es a su propio miedo al que temen y por eso hablan de pelear con el espejo, para no asumir su verdadero rol de representantes de la oligarquía y del capitalismo internacional; quienes son los están detrás del candidato y aspiran a volver, como aves de rapiña, sobre las riquezas de Venezuela y seguir explotando a las mayorías con sus políticas de miseria y exclusión.
Hablar de la Mesa de la Unidad, la cual volvieron trizas luego del pacto con los gringos y con el reducto adeco de Ramos Allup y del billete de la mafia copeyano – valenciana en las primarias, es acudir a la metáfora de una mesa pegada con plastilina la cual no resiste un banquete con lo que queda de la burguesía y de las sucursales de Miami o de la Europa decadente.
El problema que se plantea ahora en el escenario nacional, para el “candidato detergente” es saber que mientras el candidato del Gobierno, el Presidente Hugo Chávez gobierna desde La Habana en plena recuperación de su salud; la única manera de hacerse sentir como candidato es la de seguir un guión, provocando a los humildes a quienes siempre despreció desde su infancia y juventud.
Para el candidato de la oposición la gente son sólo tierrudos y mal olientes de los barrios a quienes hay que mantener a distancia. Eran tiempos de otros afanes, cuando se exhibía con disfraces en la década de los 80 en programas de TV, como a “Puerta Cerrada” que quedaron grabados en la desaparecida RCTV con Marieta Santana; cuando el propio Capriles Radonski hacia gala con su pinta de neo nazista y utilizaba símbolos y cortes al rape, como expresión de la juventud de su tiempo (video de colección).
Ahora cuando aún no se ha iniciado formalmente la campaña electoral y vemos una oposición desesperada, se asoma para los venezolanos lo que será un estilo y una actuación violenta, con las más insólitas provocaciones y para lo cual debemos estar alerta y preparados; porque la violencia de un “candidato detergente” es mala consejera.
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