La MUD hace aguas. Su candidato, ese que aglutinaría a todos los sectores de la sociedad. Ese que pondría al chavismo en jaque, la joven promesa, el futuro que mira el pasado, el vendedor de progreso -porque nada es gratis en la vida-, el salvador de la gente decente y pensante, se diluye en su propia salsa inodora, incolora, insípida... aguada, pues…
Se vende como chocolate dulcito, como fingido jugador de basket en canchas de barrios, como víctima de su propio tiroteo, como piropeador atorrante de esos que parecen pensar solo con el pene, como mal comediante, pésimo orador que libra una batalla siempre perdida, de largos silencios entre frase y frase, -¡Virgen Dorada de la plaza Altamira ilumínalo!- inevitable metedor de patas que hace a la MUD añorar “los cantos de ballena” de Manuel Rosales. Todo esto mientras trata de pasar agachado, “calladito te ves más bonito”, “sin confrontar”, porque la realidad aplasta, el pasado reciente condena, y la cabecita no da.
Zozobra la MUD y crea zozobra. Otra torpeza que pagará caro.
“El agua, mis globotizados amigos, está podrida como podrido está el gobierno”. Todita, en todos lados, contaminada de un solo golpe, a pesar de que, según la ONU, nuestro país alcanzó la meta del milenio con respecto a lo que los periodistas prefieren llamar ”el vital líquido”. Pues el vital líquido en Venezuela es mortal, culpechavez, además. Y así no más, porque lo digo yo y esta boca es mía y en esta férrea dictadura hay libertad de expresión.
Ni una prueba, solo los mismo expertos en catástrofes que nunca cuajan, asegurándonos desde la pantalla que el agua está envenenada, pero solo el agua que llega a su casa, señora que llora aterrada, nunca el agua con que se fabrican la Pepsi y la CocaCola, ni el agua con la que se lavan las lechugas del Mc Donald’s, -si es que las lavan.- Sufra usted señora, más no deje de comprar nuestros productos patrocinantes.
La oposición se hunde y en su desespero buscará hundirlo todo. Los límites de lo aceptable ya están siendo llevados a lo grotesco, lo inhumano, buscando, desesperadamente la reacción del ofendido, la sanción de la ley, para jugar a ser víctimas de un régimen que no les deja ejercer su racismo, ni comparar a los pobres con insectos, monos o perros, ni incitar a la violencia, al magnicidio... un régimen que atenta contra su libertad defender privilegios de pocos pisoteando derechos todos.
Dicen que el humor se hace contra el poder y, hechos los locos, limitan el poder a lo político. Hoy escupen su odio, que no da risa, porque el poder está en manos de las mayorías siempre excluidas, precisamente, por otro poder más grande, el económico, al que estos humoristas, por no morder la mano que los alimenta, jamás se atreverán a tocar.
Y esto apenas empieza...
carolachavez.wordpress.com