¿Por qué esa componenda con el expresidente colombiano, Álvaro Uribe, denunciado y calificado por voceros de su mismo país como ficha del paramilitarismo y el narcotráfico? En fin, ¿por qué y para qué esa viajadera de la dirigencia de la derecha venezolana a Colombia, España y a Estados Unidos, sobre todo, a reunirse precisamente con siniestros personajes vinculados y artífices de la desestabilización internacional?
Todos los indicativos y variables para analizar el comportamiento y la manera de actuar de quienes hoy integran la llamada Mesa de la Unidad o bien llamada mesa de la ultraderecha, parecen desestimar la elección presidencial del 7 de octubre próximo. La razón, más allá de haber propuesto una candidatura que hasta los momentos no da pie con bola, es la convicción de un sector de la citada mesa que realmente sabe que la vía constitucional y electoral no les garantiza el acceso al poder. Po tanto, tal como ha sido probado, acuden al nefasto y antinacional paramilitarismo. Pretenden a diario fomentar la violencia en sus diversas facetas y procuran a través de sus medios de comunicación generar desorden, caos e ingobernabilidad.
Como pueden ver, se trata del plan de la desesperación, a cuya cabeza se encuentra este triste personaje, hoy su candidato presidencial, que pasó a la historia aquel 12 de abril de 2002 por perseguir y reprimir al pueblo y dirigencia revolucionaria. Y si fuera poco, mal recordado por el asedio y violación a la Embajada Cubana. Todo indica que los Bolivarianos debemos estar atentos y preparados para enfrentar a quienes a diario amenazan la estabilidad del país.
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