En estos últimos días he observado con atención un cambio en el discurso del candidato opositor. En un principio, el discurso del candidato era semejante a la nada. Evitar confrontar, evadir, utilizar temas básicos (inseguridad, progreso, futuro) slogans de campaña centrados en el tema del progreso; sin embargo, ese discurso estaba vaciado de contenido programático.
Teniendo presente esto y luego de pulsar en la opinión pública el efecto de esta campaña (focus Group), sus asesores le recomendaron cambiar la estrategia discursiva vaciada de contenido programático y han diseñado otro tipo de disertación basada en la comunicación política persuasiva y en el uso de la demagogia como estrategia de campaña electoral. Esto consiste en imitar a Hugo Chávez, moderar el discurso de derecha ultraconservadora y liberal y “matizar” sus propias ideas y discurso político frente al país.
Como manifestación de esto, Capriles ha acudido a un tipo de práctica discursiva que muy hábilmente utilizó durante muchas décadas Carlos Andrés Pérez; basándose en un personalidad carismática y en su capacidad como líder y orador que acudía a diferentes elementos para comunicar-se y comunicar los mensajes, siempre cargados de simbologías e ideologías; mediante el uso de elementos demagógicos. Y esto lo hace debido a que en sus mediciones el gran reclamo de los nini, el pueblo llano y hasta de la propia clase media es que su propuesta estaba vaciada de contenido programático, mientras Chávez arrollaba no sólo con su discurso, sino que en la práctica lo programático, era central en su campaña.
Veamos pues con ejemplos como la estrategia electoral de Capriles no es otra cosa que una mala imitación del discurso de Carlos Andrés Pérez, con una mezcla de burda que intenta imitar a Chávez.
Capriles ha comenzado a hablar acerca de las creencias y tradiciones populares de lucha del pueblo venezolano, con los que pretende establecer un evidente principio de identidad del bloque de poder económico político que él representa y el resto del pueblo venezolano. Me explico: Vemos en su discurso los elementos referidos a las necesidades del pueblo, las puestas en escena que hace cuyo telón de fondo son nuestros barrios, meterse a las casas de nuestro pueblo y tomar agua o café o lo que sea en totuma o taparita, mostrarse comiendo con ellos, tocándolos. Esta estrategia es una mezcla de lo que hacía Carlos Andrés y lo que hace Chávez, tratando con ello de parecerse al último mediante el uso del recurso demagógico del primero.
Capriles está tratando con su práctica discursiva de imitar –muy mal por cierto- la facultad que tiene Chávez y que tenía CAP de “explotar su corporalidad y capacidad de movilidad, con un discurso fuerte y agitador que incluye, voz tenaz, palabras fuertes y con alto significado emotivo, a veces con voz impositiva, a veces de carácter sereno y/o apasionado, que demuestra corporalidad recia y que demuestra fuerza y virilidad”. (Britto García 2011)
Capriles está intentando exponernos a través de la evocación de historias pasadas adaptadas a situaciones específicas, utilizando para ello ejemplos de la vida cotidiana del venezolano –promete salvar las misiones de su mal funcionamiento- y apelando a ciertas metáforas, con recursos de imágenes visuales henchidas de emotividad y fuerte requerimiento a un nacionalismo –los recursos del petróleo son nuestros y no de Cuba- (story Board), para hacernos creer que el no es Chávez sino que es mejor que éste; eso sí mostrándose como un gobernante que apuesta a una Venezuela sin exclusiones, ni polarización, sin mostrar por tanto la lucha de clases o diferencia entre unos y otros. Está tratando de identificar –a los pobres - pero no termina de visibilizarlos.
Veamos los modelos de esta estrategia en la práctica: la propuesta que consiste en destinar los recursos petroleros para los venezolanos y no regalarlos, la promesa referida a mejorar las misiones, pensión para todos y todas, empleo digno, viviendas para todos, entre otras promesas y finalmente su slogan: “Hay un camino” que asemeja al slogan de CAP, “ese hombre sí camina”, tratando de copiar a CAP con sus demostraciones de fuerza, corporalidad, movilidad (“flaquito” frente a “gordo” y “nuevo” frente a “viejo”).
Algo más peligroso -en cuanto a lo discursivo- es que está utilizando –él y sus asesores políticos- el uso del slogan “tú tienes la llave para abrir las puertas del futuro” este lema de campaña recuerda claramente el lema de la campaña desplegada por el CNE referida al Sistema Automatizado de Identificación (SAI) que según su propaganda y lema es “tu huella digital es la única llave para activar tu voto”.
Esto es una modalidad de campaña indirecta y disfrazada utilizando incluso los recursos ideados por el árbitro electoral para favorecerse en su propia práctica discursiva, sin tener que invertir más dinero y esto debe revisarlo el CNE. No debe permitirse el uso de la plataforma programática del árbitro electoral para hacer campaña disimulada mediante el uso de lemas que evocan una idea diseñada por éste, en beneficio del candidato opositor. Veamos la última puesta en escena del candidato opositor replicada incluso por nuestros medios del SNMP donde en una casa frente a tres mujeres toma “las llaves” y simboliza con ello “tú tienes la llave del futuro”, remachando con ello simbólicamente, el ilegal uso de frases diseñadas por la plataforma del CNE.
Y la guinda de la torta, es que últimamente, mientras Chávez está revelando los resultados de la investigación científica acerca de los restos del Libertador Simón Bolívar –por cierto con los mismos especialistas que hicieron las investigaciones de otros personajes importantes para la Historia Universal-; por otra parte, está la estrategia opositora queriendo parecerse a Bolívar, y de ello resulta ahora que Capriles y Leopoldo (la llave de Presidente y Vicepresidente) son sobrinos de éste, pero no se sabe por cuál línea consanguínea octava y tercera. Esta estrategia simuladora que pretende aparejar a Bolívar y al candidato opositor, no toma en cuenta un detalle el talento del padre de la patria no es heredable, ni mucho menos sus ideales son “traspasables”. Capriles y Leopoldo representan el signo inequívoco del mantuanaje y la oligarquía criolla, contra las cuales nuestro Libertador se reveló.
Sin embargo, a pesar de tratar por todos los medios, incluso cara a cara de posicionar esta estrategia gatopardiana, los asesores no han sido capaces de elaborar un discurso articulado y un lenguaje eficaz que convenza a las mayorías del pueblo venezolano. Son ineficaces, porque no han sido competentes para reconocer que el sistema de valores del venezolano cambió. La estrategia disimuladora de sus verdaderos intereses, se devela sólo con leer la propuesta de plan de gobierno firmada por los candidatos opositores antes de las elecciones “primarias”. Allí los opositores venezolanos revelan sus verdaderas intenciones y muestran el menosprecio que le tienen al pueblo llano, pues nos creen incapaces de leer y sentir por encima de toda manipulación, nos creen pendejos que no sabemos distinguir quien está con nosotros y quien no y quien mejor representa nuestros intereses patrios.
Su gran error consiste en no calcular que el venezolano dejó de creer sólo en promesas y en el uso del recurso demagógico como propuesta de programa de gobierno. Capriles y sus promesas reeditadas y reencauchadas, queriendo parecerse a Chávez, usando recursos discursivos de CAP, no le llegan al venezolano, pues la propuesta de programa de gobierno de éste, no es más que una vuelta al pasado y a la aplicación de políticas neoliberales que protejan a la “empresa privada” minimizando el papel del Estado y destruyendo la propuesta constitucional de la construcción del Estado Social de derecho y de Justicia; que el fondo, es el centro del programa de gobierno de Chávez y de la propia Constitución Bolivariana.
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