Los asesores de Capriles son bastante elementales. En tanto sabían que no tendría vida con Chávez para medirse en las calles, inventaron el recorrido por los pueblos con menos gente de Venezuela. Así es observado en selvas donde los tepuyes, como los cujíes, lloran de dolor al oírlo. También se comprobó que Capriles es “un gasolinero” nato, le encanta montarse en un autobús y cuando no anda montado trota, y entre vahído y vahído, se dirige parcamente a sus seguidores. Decidieron también que las encuestas no sirven. La estrategia se le cayó por elemental: desde un autobús es difícil convencer, sobre todo sin hablar.
Pero siguieron pensando y como tontos no son se decidieron por una receta ya probada. Instruyeron a sus adláteres más cercanos de los medios de comunicación, un ejército de opinadores de oficio y periodistas para negar lo innegable: hay que repetir, cual Goebbels, que no hay gente en las concentraciones ni en las caravanas ni en ningún lugar donde se aparece el Presidente.
Leamos algunas “observaciones” de un colega de El Nacional sobre el recorrido en Catia el pasado lunes: “La pérdida de amor se observó el lunes en la parroquia Sucre de Caracas (…) Un grupo, pequeño pero entusiasta, acompañó al comandante en el recorrido, pero no se observó la masiva presencia de otrora”. Insólito pero está escrito.
Leamos esta otra del mismo colega en el mismo periódico sobre el acto con la juventud en el Poliedro: “El candidato hablaba casi solo, pues los asistentes comenzaron a irse. Héctor Rodríguez, ministro de Deportes, le hizo seña para que cortara y por eso el discurso duró menos de 20 minutos”. Insólito pero está escrito.
Resumo la estrategia opositora. Chávez sin popularidad + encuestas chimbas + medios mintiendo = plato servido para cantar el fraude el 7 de octubre. Insólito pero en eso andan. Los medios internacionales ya están activados. Se lee en la web del diario ABC de España: “Hugo Chávez está adiestrando a células de “militantes revolucionarios”, en parte procedentes de los llamados “colectivos” (bandas callejeras armadas), para controlar una eventual votación adversa en las presidenciales del 7 de octubre.” Insólito pero eso también está escrito.
Cual estas letras, los medios de aquí y de allá están desatados. Lo descrito es una mínima muestra que se multiplica por millones. Es una operación comunicacional mundial. Manipular la realidad con bombardeo mediático es posible. Los medios tienen experiencia en eso y ejemplos sobran (Irán, Irak, Afganistán, Ruanda, Egipto, Libia, Siria). Pero los pueblos aprenden. Así como Chávez no es el mismo del 2002, el pueblo venezolano tampoco es el mismo. Aquí la “Receta para manipular la realidad con salsa pitiyanqui” engullida en otras latitudes, nos repugna. En Venezuela estamos armados contra la guerra de cuarta generación. Con Venezuela no podrán.
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