El capitalismo, su sistema, su lógica ha sido hegemónica durante siglos, si tomamos en cuenta que desde el mismo momento en que surgió la sociedad esclavista, las clases sociales, luego el feudalismo y posteriormente el capitalismo, el sistema se sostiene gracias a la hegemonía de su ideología. Asimismo cómo en la sociedad feudal, el señor feudal era un dios, el capitalismo con el avance de la ciencia y la tecnología creo un nuevo dios, un dios sin alma pero con presencia en todos los ámbitos de nuestras vidas, el dios dinero vino a convertirse en la nueva religión que movió a millones de personas tras la búsqueda de la salvación y protección de un dios que se mueve por el mundo en papel moneda e íconos cibernéticos.
En este sentido, la sociedad se impregna de los valores de ese nuevo dios, le rinden pleitesía, lo adoran y les ruegan para que aparezcan, de la manera que sea en sus bolsillos o cuentas bancarias. De esta manera el médico que se prepara para salvar vidas termina convirtiéndose en mercader de la muerte, el abogado que se forma para dirimir diferencias se convierte en manipulador de decisiones y ejecutor de condenas en donde la guía es: hacia donde se inclina la mayor figura del nuevo dios, el dios dinero.
Cuando hablamos de capitalismo podemos decir que es el infierno, el infierno en la tierra; si posees dinero puedes comer, vestir, disfrutar, darle educación a tus hijos, poseer vivienda, si no lo tienes estas condenado a una vida de miseria en donde muy pocos sobreviven.
El despertar colectivo de una sociedad transforma la teoría en práctica, el sistema capitalista cruje, se resiente toda la superestructura burguesa, la ideología dominante abre paso a una especie de luz colectiva que nos abre los ojos y nos despierta de un letargo milenario, nos sacudimos la hegemonía burguesa y comenzamos a desprendernos de su dios dinero. Esas cosas ocurren en revolución, entonces los pueblos se desbordan, la consciencia aflora, el deber social triunfa, el amor se hace cotidiano y amanecemos dándonos cuenta que todos somos hermanos, que el dolor de uno de nosotros es el dolor de todos, es el inicio de la historia, tal cómo nos lo profetizaba Carlos Marx.
Ante el avance indetenible de esa consciencia, la desesperación de la vieja ideología dominante se hace presente, entonces decide, usando para ello todo el conocimiento acumulado, toda la experiencia para convertir al planeta en un pandemónium. La mezquindad capitalista es tal, que la clase burguesa dominante prefiere perecer antes que ceder el poder. Es entonces cuando los pueblos organizados en vanguardia, con líderes como Chávez al frente, Cómo Cristo, como Fidel, como el Che, cómo Fabricio, cómo Argimiro, cómo Américo Silva se dejan guiar para no retornar jamás al infierno capitalista y liberar al mundo de la ignorancia que representa este sistema con su íconos y sus dioses de papel… (Moneda).
La revolución bolivariana se presenta como uno de esos hechos históricos capaces de cambiar la faz de la tierra; no es la primera vez que por estos cielos se respira algo similar. Eso sintió seguramente Bolívar cuando planteaba un proyecto que desbordaba nuestras fronteras. Ese espíritu hizo carne en aquellos soldados que atravesaron los andes descalzos para caer sobre Boyacá y obtener el triunfo de Pantano de Vargas. Bolívar no fue comprendido, la mezquindad se impuso y la mentira se impuso con la división de los pueblos, a Bolívar lo derrotó la mediocridad anidada en la mezquindad y la desidia.
Hoy ocurre un renacimiento de estos pueblos, los mismos se levantan cuan gigantes para desafiar al imperio. Sin complejos hoy desafiamos con nuestra actitud valiente a las fuerzas más oscuras de la humanidad. Esto no significa que seamos agresivos, tal cómo la mediática burguesa nos quiere presentar, al contrario, si estamos dispuestos a luchar es por el amor que le sentimos a la justicia social. Sería una contradicción ser una buena persona y no estar dispuesto a defender con al vida a Barrio Adentro por ejemplo, Misión en Amor Mayor, Misión Sucre, Misión Vivienda e hijos de Venezuela. Quien sea capaz de permitir que estas misiones se acaben sin hacer nada, no merece que sea catalogado como ser humano.
El plan de la burguesía es acabar con todas las misiones sociales, barrer con todo vestigio socialista, acabar con la FANB e imponer su paquete neo-liberal a sangre y fuego. Para lograr su cometido la burguesía necesita dividir al pueblo y la vanguardia de éste. Acabar con el liderazgo de Chávez a costa de lo que sea. Pero la burguesía cómo clase hegemónica es timorata, asustadiza, cobarde. Para ello se apertrechan de ejércitos pretorianos que les cuidan sus intereses. Eso ya no ocurre en Venezuela, en esta patria existe una FANB cada día más consciente, cada día más bolivariana, cada día más cristiana verdadera y por ende, cada día más socialista. Eso la ha detectado la burguesía, por ello recurre a la estrategia de utilizar para luego arrasar. Para ser claros, la burguesía y el imperio no permitirían a los militares revolucionarios, cabe preguntarse entonces ¿Dónde los meterían? Pues simplemente buscarían desaparecerlos, y como nadie es mocho, entonces se desataría una violencia terrible que por décadas nos diezmaría, y no solo al pueblo, también la burguesía recibiría su merecido, no olviden que somos hijos e hijas de Bolívar.
Si el pueblo venezolano sale el 7-O de manera masiva a apoyar a Chávez abriremos las puertas del futuro en paz, porque se logrará neutralizar los planes subversivos de la burguesía y al neutralizarlos le estaremos propinando una derrota doble: por una parte demostraremos que la democracia verdadera se consolida y por la otra haremos del conocimiento mundial que aquí ya no funciona la campaña de intimidación y manipulación que implementan desde que llegó la revolución al gobierno, porque aquí la burguesía tiene libertad para decir lo que quieran por los medios de comunicación y eso demuestra que el pueblo contrasta y decide, lo cual da una enorme fortaleza. Eso significa un salto monumental hacia la consolidación de la nueva hegemonía, la hegemonía del socialismo, en donde todo un pueblo logra discernir el discurso burgués e interpretar el mensaje del socialismo.
Es por ello que la desesperación de la burguesía es cada día mayor, entre otras cosas porque no lograron imponer el discurso electorero de las candidaturas de regiones y municipios, lo cual es una muestra de consciencia…en este sentido el coordinador de organización electoral del PSUV, Francisco Ameliach, señaló con claridad que, aunque algunos alcaldes y gobernadores están mal en las encuestas, esta situación para nada afecta a Chávez, eso es muestra de consciencia popular…ya no se trata de un caudillo regional o local, se trata de salvar la esperanza, fortalecerla y expandirla para hacerla definitivamente irreversible con el pueblo asumiendo el poder y el pueblo sabe muy bien que al lado de Chávez el barco llegará a puerto seguro.
Sin duda está llegando la “hora de los hornos” para el pueblo venezolano, tenemos que demostrar consciencia revolucionaria, organización, solidaridad y compromiso para poder optar con éxito a la construcción de un mundo nuevo. Hacerlo es un gran compromiso histórico que exige mucha unidad, mucha hermandad. La discusión entre chavistas no puede ser de la misma forma que la pelea a cuchillo de la derecha. Ellos se unen por dinero y las imposiciones imperiales, nosotros nos unimos por el amor, el compromiso, la hermandad, la solidaridad… “Patria es humanidad” nos indicó Martí, socialismo es humanidad, podríamos parafrasearlo, en ese sentido cualquier pequeñez no tiene sentido cuando estamos llamados a reeditar el gran triunfo de Carabobo. El gran triunfo de Carabobo que enterrará en Venezuela de manera definitiva al imperialismo y su sistema.
Estamos obligados a permanecer atentos ante las maniobras divisionistas de la burguesía, van a tratar de hacerlo, pero la consciencia del pueblo derrotará esas pretensiones.
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