A partir de una interpretación “analógica” de la Constitución que ella misma pisoteó el 11A, la derecha ha intentado crear confusión y desestabilización, buscando deslegitimar el gobierno bolivariano. Tratan desesperadamente de recuperar el terreno perdido en la base popular, esgrimiendo el espúreo y manido argumento del “vacío del poder”.
El TSJ le puso punto final a la polémica en torno al artículo 231 con una interpretación incontrovertible de la norma constitucional, la cual sumada a la extraordinaria juramentación popular masiva del 10E y al respaldo internacional, neutralizó la arremetida de los medios al servicio del imperialismo y la ultraderecha internacional. De ello dieron cuenta los pronunciamientos del Departamento de Estado y del Secretario General de la OEA, quienes al reconocer que este era un asunto que debían resolver los venezolanos y sus instituciones, le sacaron la alfombra a la MUD. Posición también asumida por el gobierno de Panamá en el contexto de la destitución de su embajador en la OEA, quien quedó al descubierto como un vulgar peón del gobierno de EEUU en su ataque por mampuesto a Venezuela, al ser desenmascarado de manera brillante por el embajador Chaderton.
Al igual que lo hicieron el 11A, los conspicuos prelados de la alta jerarquía eclesiástica se colocaron de nuevo al lado de la oligarquía y con su tradicional caradurismo farisaico, hicieron un llamado eufemístico al desconocimiento de las instituciones y de la voluntad popular para “preservar la “paz” y al “respeto a la Constitución”.
En esa misma línea, algunos sectores empresariales también han acompañado esta nueva intentona contrarrevolucionaria, al crear una escasez artificial de bienes esenciales, a través del acaparamiento y el estímulo a las compras nerviosas provocadas por la guerra psicológica que desataron en las redes sociales.
Ante las contundentes derrotas sufridas el 7O y el 16D, los sectores más radicales de la derecha opositora optaron por desconocer la decisión del TSJ y al propio gobierno, promoviendo, por ahora, pequeños brotes aislados de violencia “estudiantil”. ¿Que pretenden? ¿Volver a los caminos verdes del 11A? ¿Quo Vadis MUD?
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