El flaco, ignorante y flojo (II)

En junio del año pasado publicamos, en este medio, un artículo bajo este mismo título. Dijimos entonces que a Enrique Capriles su fofa, insulsa y enrevesada perorata electoral, lo llevaban a decir cada día, una nueva barbaridad. Señalamos en aquella oportunidad que el flaco, como pidió a sus allegados le llamaran, inició su campaña diciendo que era el candidato de la unidad, pero privilegio a Primero Justicia y mando “pa`l zipote” a los demás partidos; habló de la construcción de una nueva Venezuela, pero su programa de gobierno era una copia al carbón de El Gran Viraje y el Programa Neoliberal de Ajuste Macroeconómico, presentado por Carlos Andrés Pérez en 1988; quiso darse un rostro progresista diciendo que haría un gobierno como el de Lula en Brasil, pero el expresidente brasileño dijo que apoyaba a Chávez, porque su gobierno tenía los mismos objetivos de justicia social que guiaron el suyo; dijo que mantendría las Misiones Socialistas, siendo un neoliberal; aseguro que su campaña sería dirigida por venezolanos, pero buscó a Álvaro Uribe, para que fuera uno de sus principales asesores; juró que su campaña la financiarían los venezolanos, pero recibió real por toneladas del narcotráfico, el sionismo israelí, de los partidos Demócrata y Republicano de USA, del Partido Popular español, del neo-nazismo alemán, para solo nombrar algunos de sus “colaboradores”; cuando fue electo candidato de la derecha reconoció la idoneidad, capacidad e independencia del CNE, pero luego arremetió contra éste organismo y nunca quiso decir si reconocería los resultados electorales del 7 de octubre y que, gracias a la contundente victoria del Presidente Hugo Chávez, tuvo que admitir con un inmenso nudo en la garganta.

El tiempo nos ha dado la razón. El flaco arremete de nuevo, siente que el piso de su candidatura se le mueve, ve enemigos por doquier, quiere demoler a todo el que se le atraviese, su paranoia lo ha vuelto psicótico. Atraviesa por una disfunción emocional sumamente peligrosa. Ha perdido la razón. Dice cosas que nadie le cree, tal vez ni el mismo, pero, como para él, su mundo es el mundo real, uno tiene que creer que si se cree. Insiste en hacer creer que es un líder nacional, cuando bien sabe que el caudal electoral que logro acumular en octubre pasado no le pertenece, que fue producto de la circunstancia electoral, que cualquiera hubiera sido el candidato de la oposición hubiese obtenido el mismo número de votos. Quiere hacer creer que Miranda es un estado modelo, pero las estadísticas señalan que es donde existen los mayores niveles de desigualdad e inequidad social, donde existen los más elevados índices de delincuencia e inseguridad.

Sus últimas actuaciones nos recuerdan el baile folclórico de “Los locos o locainas”, cual Herodes ordenando la matanza de inocentes, le da palo a todo el que se le atraviese. Ante los resultados de las últimas mediciones de opinión nacional, sobre diversos aspectos de la vida política del país, realizadas por Hinterlaces y Datanalisis, le cayó a peñonazos a sus dueños porque sus resultados no le son favorables; le reclama a El Nacional y El Universal, porque le dan más espacio en sus ediciones a Julio Borges y Antonio Ledezma; se coloca al frente de los rumores desestabilizadores, que todos los días matan al Presidente Chávez; pero, lo que más lo tiene molesto es que Nicolás Maduro aparezca muy por encima de él en todas las mediciones que se han hecho. Su última sesuda ocurrencia fue la de acusarlo de ser el jefe de una “pandilla” que es el PSUV. Que hermosa y heroica pandilla. Fue la que lo derroto el 7 de octubre, en la elección presidencial; lo derroto el 19 de diciembre (a pesar de su pírrica elección como gobernador), cuando ganamos la mayoría de Diputados en el Estado Miranda y, con toda seguridad, esa “pandilla” en las próximas elecciones municipales conducirá al PSUV a obtener el 90 de las Alcaldías del país. Cuanta envidia le da no tener una “pandilla” como esa, él sabe muy bien que es el “pran” de una banda que quiere cometer el delito de negarle al pueblo su felicidad y la soberanía nacional a nuestra Heroica Patria.

El autor es: Profesor ULA

npinedaprada@gmail.com




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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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