Apareció lo que faltaba en la campaña electoral, la presencia del máximo jerarca de la Iglesia Católica venezolana, quien apenas regresa de Roma y no sabemos si voto por el nuevo Papa; por cierto argentino y se llama Francisco, en honor al santo de los pobres: San Francisco de Asís.
Monseñor Jorge Urosa Savino no se aguantó y ni siquiera respeto la Semana Santa porque necesitaba con urgencia darle una ayudita, como siempre lo ha hecho, al candidato de la derecha, al representante de sus verdaderos intereses y los cuales no son precisamente los de los pobres a quienes no debe confundir como pastor; sino más bien los mismos del majunche, el candidato de la oposición.
El prelado, quien ahora se abogó ser representante de todas las iglesias de Venezuela; luteranas, protestantes, anglicanas, ortodoxas y todas las cristianas dijo que “Jesucristo es Dios”. Oh!, un gran descubrimiento, como si los creyentes católicos venezolanos no conociéramos o hubiéramos oído alguna vez hablar del misterio de la Santísima Trinidad; por cierto con el Presidente Chávez, lo escuchamos repetidamente en la leyenda de Florentino y el Diablo.
El Comandante Chávez siempre supo darle, con todo el respeto, la posición que Jesucristo ocupó en la tierra en defensa de los pobres. El pueblo venezolano con su aferrada fe, sabe muy bien quien es Jesucristo; no el de los palacios, sino el que nació en un pesebre y dijo: "Bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos".
Así es que sus palabras señor Cardenal están demás y respete para que lo respeten. No se haga el loco cuando dice en su disfrazado discurso, que el mismo no tiene nada que ver con la política. Chávez, señor Cardenal es Chávez y seguirá siéndolo ¡Por Ahora y Para Siempre! Y Jesús, señor Cardenal es Jesús y seguirá siéndolo por los siglos de los siglos.
No es la primera vez que en una contienda electoral usted toma partido en una campaña. Los venezolanos dejamos de ser pendejos hace mucho tiempo y entendemos el papel espiritual de Jesús en nuestros corazones, así como su liderazgo y misión que cumplió en esta tierra, al lado de los pobres con los cuales la Iglesia terrenal no lo quiere identificar, sino prefiere alabarlo como un Dios distante e inalcanzable, hecho superado por los profetas y el mismo Jesús.
No manipule la verdad. Jesús es Dios, eso es una verdad teológica; pero también se hizo hombre, para expiar nuestros pecados; esa es otra verdad del cielo a la tierra y usted lo sabe muy bien Señor Cardenal. Nadie está rebajando a Jesucristo ni llevándolo a una persona humana; porque justamente, resucito de entre los muertos para salvarnos y venir al fin de los tiempos a juzgar a los vivos y a los muertos.
Se trata señor Cardenal de que ese Jesús resucitado está entre nosotros, habita nuestros corazones y nos llama a darle la mano al caído, a los pobres de la tierra de quienes dijo: “Bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos”. Este es el mensaje que una y otra vez nos repitió con insistencia el Comandante Chávez, a quien el pueblo hoy le reconoce su misión, por aquello de amor con amor se paga. De eso se trata señor Cardenal. Esa es la Iglesia que hoy, supuestamente, quiere encarnar el Vaticano o no ha aprendido la lección.
Usted todavía quiere una Iglesia extraterrestre. Usted señor Cardenal es de los que piensa que: “lo grande de nuestra religión es que aquel que cargó con la cruz no es un líder de los pueblos. No se trata de un líder social, político o artista. No. Es el hijo de Dios hecho hombre. No podemos rebajarlo a la condición de un ser humano cualquiera”.
¿No será que para usted señor Cardenal ese ser humano cualquiera es el Comandante Chávez?; de quien afirma sólo debemos tenerle cariño, tenerlo en una foto y no hacer ninguna comparación con Jesucristo.
Pues la verdad es sólo su opinión señor Cardenal; porque el pueblo venezolano, tan creyente, tan devoto y tan cristiano también entendió el mensaje de Chávez y vio con sus ojos y escuchó con sus oídos hechos como el mensaje de Jesús, el cual iba de verdad dirigido a los pobres a quienes siempre ayudó y los liberó de la oligarquía a la cual usted señor Cardenal defiende.
La realidad es una sola: ¡Chávez vive y la lucha sigue! El pueblo venezolano sigue a su líder así como sigue a Jesús de Nazaret; pero al Jesús que echo los mercaderes del templo y quien exclamó: “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre en el reino de los cielos”... ¡Chávez vive, la lucha sigue!.
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