En Venezuela, tenemos un caso único y particular en las historias electorales contemporáneas en el mundo: un candidato presidencial que haya perdido dos veces en seis meses, el 07 de octubre de 2012, con el supremo comandante Hugo Chávez y el 14 de abril de 2013 con el hijo de Chávez, el presidente constitucional de la republica bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.
Ahora resulta y acontece que, el candidato perdedor, hijo político de Carmona, el breve, vive agitando las banderas del desconocimiento de la pulcritud y transparencia del poder electoral venezolano y a su vez proclama una incesante y permanente instigación al odio, utilizando para sus caprichos y megalomanía, las 24 horas del día a la secretaría de propaganda e ideologización de la MUD: Globoterror.
Ese ataque feroz al CNE, para poner en duda los resultados electorales, tiene una agenda previamente establecida en el campo de la ultraderecha nacional e internacional, cuestionar y arrinconar a la institucionalidad democrática venezolana para crear dos caminos perversos: 1.- Lograr que se repitan las elecciones presidenciales 2.- Configurar las condiciones para potenciar las posibilidades de un golpe de estado.
En sus melancólicas y grises ruedas de prensas, el hijo de Carmona, intenta como todo “un guapetón”, insultando al Presidente de la República, Nicolás Maduro, buscando que lo metan preso, para hacer el papelito de victima que le genere beneficios electorales, pidiendo que vengan por él, que no tiene miedo y sigue negando los muertos y heridos del 15 de abril, producto del irresponsable llamado a la gente a protestar para que descargaran toda su rabia y provocar un escenario de guerra civil y así poder invitar a la casa blanca a que intervengan en Venezuela y nos salven de una libianización…¿hasta dónde pueden llegar las locuras del hijo de Carmona?
Politólogo
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