Es importante no olvidar nunca que esta lucha es de clases, no es entre individuos. Es una lucha de la clase obrera, explotada, proletaria, contra la clase de los propietarios, explotadores, burgueses, ricos.
Es importante no olvidar que la división y el odio de clases, no es una división ni un odio entre individuos, entre venezolanas y venezolanos, entre vecinas y vecinos. Es una división y un odio entre quienes cumplen la función de ser explotadores y ejercen la explotación y quienes –en la sociedad capitalista- son explotados y víctimas de la explotación masiva de su fuerza de trabajo.
Es importante recordar que las divisiones entre clases son inherentes a la sociedad de explotación capitalista. Las divisiones que hoy son claramente visibles en Venezuela, son las mismas que siempre existieron y que se recuerdan históricamente reproducidas desde los procesos de colonización y memoricidio adelantados por los invasores europeos que dicen haber venido para descubrirnos y civilizarnos, hace ya más de 500 años.
Las premisas con las que iniciamos esta nota de opinión, tienen especial importancia porque la lucha que hoy se libra en Venezuela, desde la perspectiva de la Revolución Bolivariana que construye la Patria independiente y socialista, no es contra individuos. Ni siquiera contra el fascista y asesino Henrique Capriles Radonski, burgués de cuna, quien se pasea mediáticamente orondo, en condiciones de impunidad, frente a los graves delitos que ha cometido a lo largo de su “trayectoria política” de militancia fascista y, particularmente, desde el pasado 14 de abril, cuando ordenó a venezolanos “descargar su arrrrrechera” contra otros venezolanos pobres.
Henrique Capriles Radonski, autoadueñado de la arrechera burguesa, por su condición de punta de lanza (candidato ultraderechista) en las más recientes batallas electorales, en el desempeño del rol que le asignó el imperio estadounidense, mediante los guiones diseñados en el Departamento de Estado, en la CIA y en el Pentágono, cometió delitos penados por las leyes venezolanas, instigó a la violencia y a la muerte, desconoció la Constitución y la institucionalidad venezolana, instó al golpismo, a la destrucción y al caos, con fines desestabilizadores y golpistas.
El delincuente Henrique Capriles Radonski debe ser juzgado por sus delitos de orden penal ordinario. Sus crímenes no pueden seguir quedando impunes. Hace un mes de sus delitos más recientemente evidenciados, pero no se observan claras acciones judiciales que lo conduzcan al proceso penal que merece.
Otra cosa es la lucha revolucionaria de quienes trabajamos por la construcción del socialismo y, como ciudadanas y ciudadanos, sumamos nuestras voces al clamor por justicia y cese de la impunidad. En tanto revolucionarias y revolucionarios, proletarias y proletarios, seguiremos haciendo peso suficiente para que la sociedad capitalista se hunda y desaparezca. Juramos no dar descanso a nuestros brazos ni reposo a nuestras almas hasta alcanzar la definitiva independencia y la Patria socialista.
Pero también es importante vencer la impunidad y llevar a prisión al delincuente Henrique Capriles Radonski.