La guerra por el agua ya esta en marcha, el desespero de las potencias detrás del preciado liquido, orientando y auspiciando legislaciones que permitan a los funcionarios cómplices, otorgar los permisos necesarios que permita cada vez mas controlar y monopolizar el agua en manos de grupos y carteles todavía poco conocidos pero cuentan con amplia estructura y suficiente apoyo logístico por gobiernos imperiales para ese fin.
Así lo señala la investigadora Claudia Torrelli en su informe TRANSNACIONALES EN EL SECTOR DEL AGUA Y EL CASO URUGUAYO:
“A medida que la ‘crisis’ del agua se intensifica, los centros del poder mundial en el marco de la presente globalización intentan acceder de manera hegemónica al uso de ésta. Coherente con la globalización, la solución que se ofrece es la privatización, mercantilización y la comercialización internacional del agua.
Al amparo de los organismos mundiales, el agua se está transformando rápidamente en un producto controlado por empresas globalizadas, las que involucran no solo a poderosas transnacionales del agua sino también a aquellas transnacionales de la alimentación, la ingeniería y la construcción. De este modo un reducido número de corporaciones se está apoderando del control de este recurso escaso. El mercado mundial del agua está abrumadoramente dominado por dos empresas transnacionales de origen francés, la Suez (previamente Suez Lyonnaisse des Eaux) y Vivendi Universal. Las dos son parte del grupo de las 100 transnacionales más grandes del mundo, según el ranking de Global Fortune, y están presentes en más de 120 países del mundo en los 5 continentes.
Claro que, en esta nueva cruzada del capitalismo del siglo XXI, estas empresas no están solas, las respaldan y apuntalan el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OMC y diversos acuerdos de libre comercio e inversiones, los Estados poderosos y también, aunque en menor medida, las Naciones Unidas.”
Ecologistas en acción acusan a Las grandes empresas transnacionales de hacer fracasar el Foro Mundial del Agua.
La comercialización el agua ha motivado a grandes transnacionales a interesarse en el negocio por lo que han comenzado a ofertar sus servicios en diferentes países del mundo, principalmente en América Latina.
Están en la lista las compañías estadounidenses como Enron Springs, Monsanto Wells y Bechtel Co., las francesas Suez/división ONDEO (antes Lyonnaise des Eaux) y Vivendi, las españolas Aguas de Valencia y Unión FENOSA ACEX, o la inglesa Thames Water, entre otras.
Pero también están interesados "en el negocio" multinacionales que hacen uso masivo del agua como la General Motors, la Ford y la Intel, empresas que se han interesado en hacerse de tierras ricas en agua o al menos buscan adjudicarse "derechos hídricos" o acuerdos con gobiernos locales que les permitan subsidiarse el agua tanto en volúmenes como en precio.
El interés de la gran industria por acceder, gestionar y hacer usufructo del agua ha potenciado en muchos países, principalmente del tercer mundo, el mercado de compra-venta, robo, falsificación y especulación de títulos de derechos hídricos.
Todos recordamos la hazaña Boliviana. El país más pobre de América del Sur se anotó una rotunda victoria sobre la transnacional Betchel, a la que expulsó de su territorio por lucrar con el agua y obligarla después, a abandonar sus millonarias demandas de indemnización.
El gobierno boliviano compró en 25 centavos de dólar el 80 por ciento de las acciones de la empresa Aguas del Tunari, filial con la que operaba Betchel en Cochabamba, en el centro de Bolivia. Con esta acción se extinguió la demanda por 50 millones de dólares que la transnacional había emprendido contra Bolivia, tras que sus propiedades fueran confiscadas y sus directivos expulsados el 2000 por un levantamiento popular que no aceptó el alza de tarifas del servicio de agua potable.
En lo que corresponde América del Sur, está debajo de su suelo la mayor reserva de agua dulce del planeta: el Acuífero Guaraní. Este Acuífero, que podría abastecer de agua dulce y pura indefinidamente a 360 millones de personas, se extiende sobre 1.2 millones de kilómetros cuadrados y ocupa parte del subsuelo de Argentina (20 %), Brasil (60%), Uruguay (10%) y Paraguay (10%). Dadas sus características, atrae también el interés de grandes grupos económicos interesados en la gestión económica de esta importante reserva natural.
Venezuela, cuenta con más de un millar de ríos, 2.500 lagunas, dos importantes lagos, y caudales medios de 41,430 m3/seg en sus cuencas. Esta condición posiciona al país entre las primeras quince naciones con reservas de agua dulce del planeta. Esta abundancia hídrica le confiere entre otras cosas, un elevado potencial hidroeléctrico localizado principalmente al sur del país, donde sólo el río Caroní tiene el potencial de producir 26,000 megavatios equivalentes al ahorro de 800,000 barriles diarios de petróleo.
Estas y muchas experiencias, y realidades que se mueve en torno a al agua, y concientes de lo que esto significa, creo que La Republica Bolivariana De Venezuela debería considerarse la creación del Ministerio del Agua para planificar y orientar una política coherente a los tiempos actuales y venideros, ya que por esta vía se traza una real conspiración contra los pueblos del mundo, mas aun sabiendo de las reservas del agua con que cuenta nuestro continente Americano, y en especial nuestra querida patria Venezuela.