Rafael Poleo, desde Miami, durante la campaña electoral presidencial, intentó por todos los medios aguijonear a Henrique Capriles para que volviera en sí. Poleo un zorro viejo de la política venezolana, y un avezado periodista, con un gran número de libros leídos, aplicó uno de los métodos socráticos para que el candidato despertara del letargo en que había caído durante la campaña, a pesar de los asesores con que contaba, su discurso era gris, y el mensaje a sus seguidores no llegaba ni por correo exprés, y los errores verbales se multiplicaban a diario. Poleo, percibía que algo no funcionaba en Capriles, como para vencer a Nicolás Maduro.
Para su dura tarea, el periodista utilizaba su columna “Corto y Profundo”, escrita desde Miami y publicada en su diario “El Nuevo País”. El método aplicado por Poleo era el mismo que utilizó en su época el gran filósofo ateniense Sócrates, quien afirmaba que el paso para avanzar en el crecimiento personal es reconocer e identificar lo que no conocemos, los errores y los vacíos de información de los que somos víctimas. Y añadía el filósofo: “Este proceso de “Calibración mental” sólo se puede alcanzar si dejamos a un lado el autoengaño y somos rigurosamente realistas con nosotros mismos”. (“El Camino de los sabios” de Walter Riso).
Rafael Poleo, agudo observador, a pesar de no estar en el país, notó que el candidato a presidencia de la Republica, en los comicios del 14 de abril, estaba “pelando bolas”, como se dice en criollo. Y fue cuando trajo a su memoria las enseñanzas socráticas. El filósofo ateniense, se llamaba así mismo “el tábano”, debido a su peculiar forma de influir sobre las mentes dormidas, y hacer para que despertaran. Cabe señalar que nos educaron para no reconocer nuestra ignorancia, y asumir una actitud contraria a la modestia, la sencillez y la capacidad para decir sólo la verdad, y nada más que la verdad. Todo lo contrario: “Nunca muestres tu ignorancia: disimúlala, disfrázala, hazla inescrutable, enrédalos, miente, pero jamás y por ninguna razón des tu brazo a torcer”.
Poleo en su columna “Corto y Profundo” día a día clavaba un dardo en el espíritu de Henrique Capriles. Los fustigó hasta más no poder. Inclusive llegaron a decir que ese era un “golpe” por mampuesto que venía desde la dirección de AD. Pero no era así. Poleo buscaba que Capriles reaccionara y se convirtiera en un candidato con opciones claras de ganar. “Presenciar la verdad sin escapes, dejar que nos perfore y nos recorra de punta a punta, despertar del letargo al que induce el autoengaño, ¿puede haber mayor conmoción interior? Si no sientes el tirón que te desconecta bruscamente de lo que eras, un choque eléctrico existencial, no se está produciendo un cambio en ti”. Y eso fue lo que pasó. Capriles no sólo no cambió en esa oportunidad sino que sigue cometiendo las torpezas de quien no nació para ser líder y menos para llegar a la presidencia de una nación.
Lean, ustedes, apreciados lectores, las continuas ridiculeces del señor candidato perdedor y gobernador invisible del estado Miranda: Sí el Papa dice algo de Latinoamérica, Capriles le manda una cartica de felicitación. Si UNASUR se reúne en tal parte, intenta asistir, o envía una comunicación. Si el presidente visita a Guyana, Capriles dice que Maduro es un vende patria. Si un atleta realiza un proeza a nivel mundial, Capriles le envía un twit felicitando, si el presidente Maduro envía una carta a Obama pidiéndole que desista de la agresión a Siria, Capriles seguramente le enviará otra, diciendo todo lo contrario. Si el CELAC reúne a sus cancilleres, Capriles intenta colarse en la reunión, o envía un papelito. Si Álvaro Uribe, ataca a Maduro y lo cataloga como dictador, Capriles afirma que avala esa opinión. Si las autoridades buscan a Oscar López, por lavado de dinero, Capriles dice que él lo tiene a buen resguardo. Si una miss alcanza una victoria en un certamen en África, Capriles envía un fax felicitándola. En fin, son tantas las estupideces de este señor que ya ni Rafael Poleo, ni Teodoro Petkoff, desean seguir gastando pólvora en zamuro.