Compatriotas, los saludos con amor y deseos porque Dios este con ustedes, ahora y siempre y que la solidaridad y la buena voluntad los inunden para que puedan estar a tono con todo lo que pasa en nuestro país. En primer lugar, quiero reconocerles el valor que tuvieron por votar por el señor Capriles. Acepto que sus votos no fueron de verdad, verdad a nombre de su candidato, impuesto por unas primarias que dejaron heridas que aún no han sanado. Sus votos estuvieron dirigidos contra Nicolás Maduro Moros, hoy día, presidente de todos los venezolanos, querámoslo o no. El sacó mayor cantidad de votos, y por lo tanto es y será nuestro presidente hasta cumplir su mandato, en concordancia con nuestra Constitución Bolivariana de Venezuela, que gracias a Dios, fue aprobada por la mayoría de los venezolanos, después de un intenso debate en todos los confines del territorio nacional.
Ustedes, compatriotas, son tan venezolanos, como lo son quienes votamos por Nicolás Maduro. La diferencia está en que ustedes no se han quitado de los ojos la venda que les impide percibir la realidad. Es la misma venda que se dejaron colocar en el 2001-2002 y 2003, a través del repique a cada instante de Globovisión, entre otros medios de comunicación. Se dejaron inyectar un veneno que aún les mantiene contaminado el cuerpo y la mente. Es la hora de que tomen conciencia de que deben dejar escapar de sus extrañas ese veneno, lo que les permitirá no convertirse en chavista, nada que ver. Pero sí en oposicionistas conscientes y deseosos de trabajar por el país para echarlo hacia delante, sin la intervención de intereses internacionales. Es más, un Estado no puede marchar, ni desarrollarse sin una oposición democrática y pacifista. Se requiere la oposición, de manera que haga las críticas que tenga que hacer, y, si son bien fundadas, el gobierno tiene que oír y corregir, cuando así lo requieran las circunstancias. Un gobierno tiene que escuchar a quienes están de su lado, como los que están al otro lado. Es elemental en una verdadera democracia.
Hoy día, estoy seguro casi seguro de ello, ustedes están decepcionados de haber elegido a Capriles Radonski como su candidato, y, ahora líder de la oposición. Y eso se los digo porque les resultó un señor miedoso, mentiroso y flojo para leer y estudiar. Ustedes saben más que yo, que para aspirar a conducir este país después de haber sido dirigido por un Gigante como Hugo Chávez, tiene que ser una persona de condiciones especiales: ser honesto, poseído de valores morales y éticos. Tiene que ser trabajador incansable y, sobre todo, tiene que amar a su país, como lo amó Chávez. Pero además, tiene que leer a diario, interpretar lo que lee, para estar al tanto de los acontecimientos que se mueven en el planeta, y para disponer de una mente ágil, capaz de responder al segundo a los problemas que se le pongan por delante. Capriles, no lee. Capriles es flojo, sólo lo mueven de un lado a otro los que lo asesoran, y los millones que han venido invirtiendo en él.
Pero las consecuencias de esa característica se están viendo hoy día. Aliados a él, obligados por las circunstancias de aquellas primarias, se le han distanciado, o despotrican de las estupideces que a diario comete. Diego Arria, no lo pasa. María Corina, se hace la loca, pero tampoco lo pasa. Teodoro Petkoff, se convenció de la torpeza de este señor. Y hasta Rafael Poleo, desde su exilio dorado, lo ve como gallina que ve la sal. Todo tiene su final, como dice la canción, que interpretó Héctor Lavoe. Y en vista que no salió el líder deseado para derrotar al chavismo, una cúpula, o grupete, como los denomina Maduro, están tomando el atajo del golpe de Estado. Ojo, compatriotas, no se dejen bozalear, como en el 2002. Estos bandidos, son guapos, con el apoyo de los gringos y el Departamento de Estado, pero a la hora de las chiquitas cogen las de Villa Diego, para Miami, Perú o Panamá. Los demás que se jodan. ¡Ojo, a perro macho lo capan una sola vez!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UVC. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.