Nació gafo, o se contagió después de desear ser presidente de la República, y llevar tremendas palizas electoralmente, no sólo de Hugo Chávez, sino de su hijo político, Nicolás Maduro. Al joven, representante de la derecha amarilla, se le atrofió el cerebro, por eso dice tantas torpezas, a cada momento, y la oposición ya ano le para porque sus estupideces rayan en el gafear. La palabra “gafo” la utilizan en algunas entidades de América Latina, que hace alusión a un servicio pobre e insignificante, incluso un servicio sin acabado. O alguien que es tonto y torpe.
A estas alturas del juego no me queda la menor duda que ese pitcher va para afuera. Ya no tiene nada en la bola. Lo último que está lanzando son unos cambios, malicia alguna, a 25 millas, pelota que puede batear fácilmente, hasta un pelotero de la tercera edad. Por eso es que sus seguidos cada día que pronuncia unas palabritas sólo en reacción a los dirigentes chavistas, pierde más y más seguidores. La MUD calla. Eso significa, ya no nos sirves. La derecha internacional, sobre todo la gusanera mayamera, no lo quiere ni en pintura. Álvaro Urbe lo apartó. La soledad lo agobia. No tiene fuerza ni para firmar los papeles correspondientes a los aguinaldos de los trabajadores de su estado.
Se le ve en la caraja el dibujo de los derrotados, de los que no volverán. La oposición venezolana está mal. Carece de un líder que los agrupe y les los motive. ¿Quién podrá ser? ¿María Corina Machado? ¿Leopoldo López? Este último está gustando mucho a la gusanera mayamera. Y está reviviendo sus amores con Álvaro Uribe, eso lo pone en ventaja ante los otros aspirantes. El vampiro Ledezma no cuenta. Esta desgasto, como la ropa del pobre, de tanto lavarla. ¿Y entonces? ´¿Quién a salvar a la oposición? “Yo, el Chapulín Colorado”.
¡Se cansa uno” ¡Volveré!
