Con un lanzamiento reservado para los grandes innings, el Presidente Maduro, logró que los partidos de la ultraderecha de forma pública, notoria y comunicacional se conjuntaran para declararse abiertamente a favor de la especulación y la usura que propician empresarios y comerciantes inescrupulosos, quienes con sonoros abrazos y estrepitosas carcajadas, venían vulnerando las reglas constitucionales de la actividad económica, la libre competencia, la iniciativa privada, todo con el propósito por la vía de los hechos dolarizar la cotidianidad de la vida, las relaciones comerciales y actividades económicas y en consecuencia fuera el acabose desde adentro de la República Bolivariana de Venezuela.
En el beisbol hay una regla que todos y todas conocen el que no hace carreras, le harán carreras.
Si bien, estaba en el discurso revolucionario el de desvestir las verdaderas intenciones de la ultraderecha que se paseó por distintas poses: nacionalistas, de centro, de izquierda moderada e inclusive, de izquierda radical para maniatar, confundir al pueblo venezolano y a los y las electoras con la ayuda de las empresas privadas de comunicación; porque después del Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 había que limpiar un poco la imagen de Fedecámaras, Consecomercio, Venancham, del sector bancario, para proyectarlos como sectores productivos, cuyo interés exclusivo es el bienestar de Venezuela, impolutos, estos sectores apátridas por recomendación de sus asesores publicitarios hicieron reacomodos y refrescamientos de imágenes personales de los liderazgos empresariales y comerciales.
El discurso de la ultraderecha lo presentaban en esta oportunidad envuelto en lustroso papel de regalo pero el veneno venía por dentro.
¿Cómo develar las verdaderas intenciones de la ultraderecha y su articulación con los perversos grupos económicos empresariales y comerciales que atentaban contra la estabilidad política e institucional?
La avalancha publicitaria, propagandística y mediática lanzó toda su artillería para erosionar desde el primer momento el liderazgo de Nicolás Maduro y del Comando Político Militar, sabienda que no era fácil suplir en el imaginario social al Comandante Chávez, pues los cálculos contrarrevolucionarios no contaron con la astucia y hubo capacidad de respuesta en el liderazgo y en filas revolucionarias. No hay que negar que la ultraderecha si supo aprovechar ciertas circunstancias pero ya se ha logrado consolidar un contraviento revolucionario, oportunidad, propicia, para asentársele desde la dirección revolucionaria serios reveses a la ultraderecha, a sus empresas de comunicación y al Imperio, pero aun así, no hay que dormirse en los laureles.
Parecía desde afuera y a la distancia que la revolución perdía la iniciativa político - institucional. La habilidad, la astucia de Nicolás Maduro surtió efecto, y dio y dio, hasta que provocó, hasta que dejó en evidencia que la ultraderecha, el Imperio, Fedecámaras, Consecomercio y Venancham si estaban y están involucrados activamente en hacer agua el barco de la revolución.
Nicolás Maduro, así como la dirección revolucionaria apretaron, entonces fue saltaron desde sus madrigueras y albañales los sectores conspiradores quienes se articularon en defensa de los sectores comerciales y empresariales especuladores y usureros cuya acción era una daga oculta que hincaban a ocultas en el corazón de la economía nacional para gradualmente hacerla que muera desangrada y posteriormente viene el zarpazo final.
La Ultraderecha, el Imperio, así como la oligarquía apátrida, acusaron el golpe gubernamental revolucionario, actualmente están descolocados en la política nacional y suman su presencia al lado de quienes siempre han golpeado a todo el pueblo y hasta han ultrajado a una clase media donde sectores que son proclive a ellos han recibido dicha medicina neoliberal, la respuesta contrarrevolucionaria es ripostar a la Revolución través de sus articulistas tarifados, editoriales, caricaturistas, opinadores de oficio, campaña de descrédito nacional e internacional, ahora tildan de locos a los y las revolucionarias en Venezuela, lo cierto es que todos esas y esos tarifados venales de la oligarquía apátrida hacen lo indecible para mantener a la contrarrevolución en la línea de flotación.
La desatinada actuación de la Ultraderecha pone en riesgo su propio capital electoral y de seguro perderá bastiones importantes en el país.
Nicolás Maduro y la dirección político militar tiene un buen repertorio de lanzamientos constitucionales y legales y deben hacer uso de ello para mantener a raya, a los adversarios de clases. Esto será así: Si sólo si, se trabaja en equipo institucional, de veras que la Trilogía del Mal pasará trabajo.