El señor Capriles pensó que su voluntad era suficiente para convertir unas elecciones municipales en plebiscito y derrocar al presidente Nicolás Maduro. El señor López creyó que su odio clasista bastaba para “decidir en la calle”. Ganado el plebiscito, ardería la calle generando desestabilización y la dictadura mediática transnacional incendiando las pantallas de TV. Salieron con las tablas en la cabeza.
Sus partidos, Primero Justicia (Capriles) y Voluntad Popular (López), se convirtieron en partidos minoritarios. De 337 alcaldías en disputa, apenas sumaron 10. El chavismo ganó el plebiscito y el pueblo opositor no votó por la violencia. La gran tarea es construir un solo pueblo.
El presidente Maduro no les hizo concesiones. Se demostró que a la derecha transnacional se le derrota desde una posición de izquierda. Cuando se fue de frente contra los precios especulativos, arrinconó a la burguesía comercial y bajó los precios. El pueblo vio una señal clara y el chavismo se moralizó. Habrá negociaciones. Sí, el Presidente señaló el camino: desde la izquierda.
No pudieron gritar fraude, lo que desacredita sus denuncias de abril, confirma la elección de Maduro y legitima al Consejo Nacional Electoral.
¿Qué van a hacer? Como la oposición ganó alcaldías importantes, podrían optar por la no violencia. Pero los oligarcas y sus amos transnacionales no se resignan. La guerra económica seguirá, CNN la ratificó y aclaró que no habrá solución pacífica.
La economía venezolana sigue teniendo serias vulnerabilidades: la escasez, la dependencia de las importaciones, la estabilidad del bolívar y del mercado cambiario, la inflación y el déficit fiscal.
El cadivismo y la corrupción son una grave amenaza que puede dañar los controles que ha anunciado el propio mandatario nacional para ordenar las importaciones y la entrega de divisas.
Sobre esta base opera la guerra económica para convertir el año nuevo en un infierno.
Hay que incrementar los impuestos a los ricos y a los bancos y bajar el IVA. Convocar una consulta para resolver el precio de la gasolina. El tema más difícil es el tipo de cambio y el control de cambios, problemas vinculados con la inflación y las tendencias a la devaluación. Aquí seguirá el centro del ataque.