“El país tiene que cambiar” ese es el clamor que se ha oído y leído en estos días, después de la lamentable, triste y e injusta muerte, a manos de unos sanguinarios, de Mónica Spear y su esposo. Todo el mundo lanza esa frase a los vientos. Pero, para que el país cambie, primero tenemos que cambiar los venezolanos. No se puede pretender cambiar el mundo, una sociedad o un país, sino cambiamos nosotros primeros. No se puede dar lo que no se tiene. No se puede amar si no tienes amor dentro de ti. No puedes amar a alguien si no te amas a ti, primero. Eso es esencial. No estoy descubriendo el agua tibia.
Repito, el cambio tiene que darse primero en cada uno de los venezolanos y las venezolanas. Todo cambio genera resistencia. Y este país es otro, y lo seguirá siendo por muchos años. Esa resistencia a aceptar la realidad genera odio, malestar, rabia, furia y pare usted de contar. Pero sobre todo, y es bueno recalcarlo, hay un sector de la oposición venezolana que sueña, día y noche, con desplazar al chavismo del poder. Ese sueño los frustra y dificultad su adaptación o a la aceptación de la realidad. Se ciegan. Su percepción se enturbia. No puede percibir con claridad. Son emociones dañinas. Le hacen daño a quienes las generan desde sus adentros y le hacen daño a Venezuela.
El país está cambiando desde el mismo momento en que el Gigante Hugo Chávez Frías tomó el poder, junto al pueblo excluido de toda la vida. Pero existe ese sector oposicionista que no lo acepta. Vive amargado. Lleno de odio. Y esa actitud ha dificultado la paz en este país. Quieren un país distinto ya lo tienen. Quieren que sea mejor (todos los deseamos), contribuyamos a que sea mejor cada día. Queremos que cese el odio y la violencia, y se implante la paz, la armonía y la convivencia, trabajemos juntos para que ese se haga realidad. Así de simple. El país, o buena parte de él, cambio desde hace 15 años, y va a seguir cambiando. Urge, pues, que se genere un cambio en quienes no han percibió, o no han querido percibir, la realidad.
El Presidente Nicolás Maduro está dando muestras sinceras para erradicar, en buena parte, ya que siempre habrá sus excepciones, el odio y sustituirlo por la paz, por la tolerancia, por la justicia, por la convivencia y el amor. Sólo tenemos que unirnos, sin dejar de pensar como pensamos política e ideológicamente, y hagamos lo que tengamos que hacer por implantar nuevos valores que nos traiga la paz a nuestra querida Venezuela. Todos han sido invitados a esta fiesta por la paz. Asistamos impulsados desde nuestros corazones y con nuestros mejores deseos. Ese es el cambio que requiere el país. El de nosotros mismos. ¡Volveré!