Capriles, Aveledo, Borges, Ledezma, Leopoldo, Guanipa, no calcularon las consecuencias políticas posterior, cuando decidieron la Tarjeta única (MUD) para las elecciones presidenciales. No poder determinar el número de votos aportados por cada uno de los partidos, propicia que varios se atraganten aspirando la candidatura en 2019. Ocasionando que entre ellos mismos se resulten difíciles de aceptar.
Leopoldo López, que está acostumbrado al trabajo político sucio, se acelero y se atoró. Cree que obstruyendo a Capriles, merece ser reconocido como el nuevo líder y natural candidato para 2019.
Ledezma, es el aspirante más zorro, conoce que la procacidad de los herederos de la burguesía política, quienes odian a quienes les impiden continuar disfrutando de privilegios a los que se creen con derechos, no aceptan la nueva realidad, Ledezma conoce que Borges, Capriles, Leopoldo y María C. Machado son el germen o embrión del fascismo en Venezuela y les quiere decir a los “Jefes” de los partidos tradicionales que él es el único aspirante con fuerza que los representa. Que está dispuesto a luchar y por eso se sumo al oportunista Leopoldo López en su tesis de que “la MUD entro en una etapa de revisión de los liderazgos”. Lo cual resulta lógico después de tres derrotas en 15 meses. También es lógico suponer que López no se lanzaría a retar el liderazgo de Capriles sin tener “asegurado” el financiamiento, porque 2019 está lejos.
El Gobierno debe observar con cuidado la estrategia desestabilizadora. El Departamento de Estado no ha podido derribar al Gobierno, gracias a Chávez y en estos momentos, gracias a la conciencia sembrada por Chávez y a su legado. Pero se debe tener muy claro que si se abre cualquier posibilidad, ellos no dudarían en zanjar cualquier impedimento.
Por ello, el Gobierno debe analizar con mucha atención la “casualidad” de que cuando está gobernando y en vía de dar solución y sancionar los problemas del acaparamiento y extracción de alimentos y gasolina para Colombia, los fascistas deciden generar disturbios. Que sin duda distraen al Gobierno de las prioridades cotidianas de las personas, sumado otros problemas.
El Estado tiene que comprender que las mafias que han controlado el contrabando de la extracción allá y aquí comienzan y terminan con Uribe, el narcoparamilitar que financia a los fascistas y ONG que promueven sectarismos fanáticos e intransigentes.
Es necesario que el Gobierno no baje la guardia en la aplicación de la Ley de Precios Justos y las acciones contra el acaparamiento y contrabando de extracción.
El Gobierno conoce que son mafias estructuradas que tienen complicidades inverosímiles. No debe sorprender que estos actos criminales, sin lógica aparente, sea el origen para distraer la aplicación de la Ley de Precios Justos e impedir que continúe la sustracción de alimentos y gasolina a Colombia.
La inteligencia tiene que ser eficaz, evitando los daños a la Nación al menor costo posible. Resulta inaceptable que se insinúe que “hay que dejar que pequeños grupos drenen su odio”. Las consecuencias de no actuar oportunamente, para no dar elementos para campaña mediática al exterior, puede ser contraria a lo interior, el mensaje puede leerse como debilidad. El pueblo conoce que sin justicia no existe paz. El legado de Chávez, dice “a mayor desestabilización, mayor profundización del proceso”.