La extrema derecha venezolana, vive su hora loca. El odio y las miserias que llevan en su alma los ha colocado dentro de un espiral de violencia, donde han perdido el control y la razón. Generar caos y destrucción es su único objetivo. No hay ideas, no hay discurso, no hay razones. Sólo violencia y destrucción, de todo lo público o privado, arrasar con todo lo que encuentren a su paso. Descargar el odio, es la consigna que los líderes Enrique Capriles y Leopoldo López han sembrado en sus huestes.
Las Guarimbas tienen una vergonzosa similitud con las Hogueras Nazis de 1933, donde los fascistas arrasaron con toda literatura “contaminante”, logrando la “depuración” amparándose en acciones violentas ejecutadas por la Liga de Estudiantes Nazis (como las hordas violentas de Voluntad Popular y Primero Justicia; cualquier similitud no es casualidad).
La extrema derecha se cree ungida, superior, como los Nazis en su época. Poseen un odio irracional hacia el Gobierno Bolivariano y el pueblo Revolucionario, al cual nunca han podido vencer por la vía de los votos. Por esto Capriles dice sin vergüenza que la Revolución es un error histórico, porque lo correcto, para ellos, es que la burguesía domine y explote al pueblo por toda la eternidad.
Esta es la verdadera cara de la extrema derecha violenta, la que se mantiene irracional cada noche en las hogueras del odio. Por cierto, no es casualidad, que las acciones violentas ocurran en los municipios gobernados por la extrema derecha, ya que los alcaldes de Primero Justicia y Voluntad Popular están nuevamente comprometidos con las acciones anticonstitucionales buscando forzar una salida violenta, al margen de la ley y de los valores democráticos de nuestro pueblo. Estos dos partidos están en una cruenta batalla por demostrar quién puede llevar más odio a las calles.
A nosotros no nos sorprende el accionar de estos sectores políticos. Siempre los hemos reconocido como fascistas, como violentos, sin escrúpulos en su ambición de poder. Pero una inmensa mayoría de venezolanos, amantes de la paz, no habían visto que debajo de las pieles de cordero, se escondía el demonio del odio y la violencia, con la voracidad de los que sólo persiguen sus ambiciones de clase.
Todo el mundo ha podido observar como a estos demonios violentos les ha dado por convertir en objeto de su odio, servicios públicos como el Metro y el Metrobus. ¿Qué le habrá hecho a estos infelices y disociados un servicio como el Metrobus?, que lo que hace es llevar y traer a sus vecinos hasta su lugar de trabajo o estudios. Esta gente de seguro va siempre en sus carros de lujo, porque si alguna vez en su vida se hubiesen montado en una unidad del Metro, lo cuidarían y apreciarían. Esta gente ha roto y destruido sus valores morales y éticos, el respeto ciudadano y la tolerancia hacia los otros.
Estos sifrinos pretenden tumbar el gobierno trancando calles, guarimbeando como en el año 2002 y 2003. Lo que su odio no les deja ver es que al igual que durante el golpe y el paro petrolero, sus guarimbas lo que producen, es malestar y rechazo en la mayoría de sus propios vecinos. El cierre de vías, la guarimba pues, es el autoconfinamiento de los violentos, el enclaustramiento en sitios de confort para el sifrinaje (ni de vaina que se van a Petare o Catia). Al no dejar entrar ni salir a sus vecinos, poco a poco, cualquier vestigio de solidaridad va desapareciendo y se transforma en una creciente molestia y rechazo ante tanta irracionalidad.
Este irrespeto hacia el otro, es síntoma de la enajenación mental de las hordas de la extrema derecha. Al final, han perdido los cauces de la legalidad y las banderas de la paz.
Su suerte está echada: los violentos que se consuman en las propias llamas de sus hogueras fascistas. Están solos y derrotados. La inmensa mayoría del pueblo venezolano quiere paz y quiere que retorne la convivencia pacífica.
Hay que felicitar con orgullo a la mayoría del pueblo que ha dado demostración de cordura y de razón. Especialmente al pueblo Revolucionario y Chavista que ha resistido estoicamente, con disciplina y paciencia, la embestida de la derecha fascista. No ha caído en provocaciones. ¿Se imaginan que el pueblo humilde pierda la paciencia y baje de los cerros y vaya de edificio en edificio a hacer Guarimba? Pues esto nunca ocurrirá. En primer lugar, porque este pueblo Revolucionario, es un pueblo consciente y quiere paz; y en segundo lugar, porque posee líderes de altura, con la fuerza moral necesaria para ponerse al frente de cada conflicto y buscar soluciones junto al pueblo. Son los líderes que nos dejó nuestro Comandante Chávez. En Venezuela no habrá guerra entre hermanos o vecinos, como lo sueña y aúpa la derecha fascista, sus dirigentes y el imperio gringo.
También debemos felicitar a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, orgullo de Bolívar y del Comandante Chávez, la cual ha debido enfrentar este nuevo intento de Golpe de Estado. Han actuado profesionalmente, con el uso proporcional de la fuerza como lo obliga nuestra Constitución.
Este pueblo quiere paz. No a los violentos. No a la derecha fascista.
El autor es: Sociólogo
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@richardcanan