El gobierno necesita paz para resolver los problemas económicos, sociales y políticos. Es lo mismo para el que desee invertir (no especular), producir y acumular ganancias; el que desee estudiar, graduarse y prosperar, consolidar una familia; para el pueblo trabajador. La tremenda campaña mediática internacional que se adelanta contra el gobierno, se alimenta de los desmanes que la extrema derecha ejecuta en las calles: destruyendo propiedades públicas, locales de organizaciones populares como la casa de la cultura del barrio La Luz, en Valencia y la sede de la Red PatriaUrgente, en Caracas y asesinatos con disparos de franco tiradores.
La violencia sólo beneficia al poder transnacional que ha perdido el control de la renta petrolera, trabaja para recapturar el 100% y la faja del Orinoco. Fracasaron con el golpe de Estado de abril 2002, con el paro petrolero de diciembre 2002 y enero 2003 y fracasaron tratando de transformar las elecciones del 8 de diciembre en plebiscito para derrocar al presidente Maduro.
En estas elecciones no pudieron gritar fraude, el CNE fue ratificado como árbitro imparcial, quedó legitimado el Presidente Maduro y la convivencia pacífica se abrió paso, con el Presidente liderando el proceso hacia la regularización de la vida política y garantías de paz.
La extrema derecha no esperaba la derrota del 8 de diciembre. Confiaban en la inflación, la desestabilización, la devaluación del bolívar, la inseguridad... para imponer el plebiscito y sus consecuencias. Las viudas y viudos del plebiscito, en medio del diálogo emprendido por el Presidente Maduro, hicieron el llamado a tomar las calles. Fundados en su prepotencia clasista y la impaciencia por recuperar el control de la renta petrolera decidieron no esperar las elecciones parlamentarias de 2015 o el referendo revocatorio de 2016. Mucho menos hasta 2019.
No es sólo una batalla nacional. Incluso, podría llegar a la ONU. Es una estrategia de desestabilización permanente, fundada en la guerra de baja intensidad, orientada a crear ingobernabilidad absoluta y caos generalizado, combinado con acciones para desmovilizar al pueblo y la FANB, usando terror, guerra psicológica y mediática, escasez, inflación y deterioro de las condiciones de vida. No se detendrán. Son esenciales el Gobernar bien y el poder popular.