La connotación golpista de la consigna de la oposición

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Mi enfermedad me ha limitado en mi actividad de escribidor de pendejadas. Pero la tristeza que me embarga, por lo que acontece en varios sectores de la sociedad venezolana, me impulsa a teclear para opinar sobre esta barbarie que enluta a varios hogares de la Patria. Están sucediendo cosas que jamás había visto, en mis largos años de vida, en mi país. Eso entristece a cualquier espíritu. Hemos llegado a un grado de irrespeto e intolerancia que sobre pasa los límites de aceptación. Los valores, en ciertos grupos de jóvenes, no existen. Eso los impulsa a realizar actos que están reñidos con los más elementales respetos por los derechos humanos. Por el derecho que asiste a las personas a vivir en paz, asistir a sus trabajo, a la escuela, al liceo o la Universidad. Recibir atención médica oportuna, en un hospital, una clínica o en un CDI.

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Entristece el alma ver a jóvenes, que son el futuro de la nación, convertidos en criminales, como producto del envenenamiento a que han sido sometidas sus mentes. No puede existir valor alguno en un hogar que siembra veneno en la mente de un joven o una joven. Esa siembra, tarde o temprano, se revertirá contra la sociedad, contra los vecinos, en donde viven sus padres, sus familiares y sus amigos. Entristece ver como pierden la vida jóvenes a causa de la actitud de otros jóvenes. Entristece ver como mueren personas por no poder llegar a tiempo a uno hospital o una clínica. Esta cara, de un sector de la población, yo no la conocía. Pienso que en esa actitud tiene mucho que ver el adoctrinamiento foráneo. Entristece ver como la dirigencia política, no comprometida con los hechos vandálicos y criminales, calla. Y con su silencio se hacen cómplice de esta barbarie.

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¡Maduro, vete ya! Esa es la consigna de los grupos en rebeldía contra la autoridad establecida. “No dejaremos la calle, hasta que Maduro se vaya”. Esa frase se oye entre los muchachos disociados, y muchos que dejaron de serlo hace rato. ¿Es con esas determinaciones cómo se llega a un diálogo fructífero? ¿Cómo alcanzar la paz, si la MUD se niega asistir a la mesa de diálogo? Estamos en un callejón sin salida, pudiera pensar mucha gente. Pero sí hay una salida. Los promotores de los hechos violentos podrían parar estas acciones destructivas y criminales, cuando ellos quieran. Basta que se lo propongan. Que dejen de oír al narco Álvaro Uribe. Basta que dejen de obedecer órdenes del Departamento de Estado de Estado gringo. Basta con que un rayo de los ilumine. Basta con que observen, con el alma en la mano, la destrucción que está a la vista de propios y extraños, y se les conmueva el alma.

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¡Maduro, vete ya! No puede ser una consigna democrática. La connotación es golpista. En eso no cabe la menor duda. Yo, en lo personal, desde muy joven, estuve en las revueltas y luchas contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Después en las acciones contra el gobierno de Rómulo Betancourt. Pero jamás. Óigase bien. Jamás, acudimos a acciones criminales como la que estamos viendo en los actuales momentos: degollamiento, tiros en la cabeza, secuestros de los habitantes de urbanizaciones, destrucción de bienes públicos y privados. Atentados contra periodistas, fotógrafos y medios de comunicación. Esos no son métodos autóctonos. En esto tienen la mano metidas la derecha colombiana y los Estados Unidos. Por favor, déjennos la solución de nuestros problemas a los venezolanos y venezolanas. ¡Basta ya de actos criminales! ¡Basta ya de violencia! ¡Viva la paz, viva la vida! ¡Volveré!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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