Me pagan para decir “quiero que se vaya”

Desde que empezó la guarimba quise entrevistar a un muchacho de esos que cortan árboles para construir barricadas. Es decir, un guarimbeador, puro. Pero la tarea era muy difícil. Era muy peligroso, además. Así que esperé que las candelitas estuvieran apagándose para hacer un intento con más probalidades de obtener un resultado positivo. Busqué mi objetivo en la urbanización Los Mangos, de Puerto Ordaz. Para el lector no importa mucho el cómo hice el contacto. Lo que pueda interesar es la entrevista en sí. O mejor dicho, las palabras del joven, como respuestas a mis preguntas. Así que, sin más preámbulos, pasemos a la acción. 

 

El joven, cuyo nombre no puedo revelar por razones obvias, no pasaba de 22 años, y no era estudiante regular. Desde hace un año está estudiando, junto a un grupo de cincuenta, el terreno. Es decir, las zonas buenas para el guarimbeo, en Puerto Ordaz, para lo que recibían o reciben, buen dinero para mantener las acciones guarimberas. A duras penas pude descifrar parte de su rostro con mi imaginación, pues, tenía capucha blanca, confeccionada con tela. Pude observar tatuajes estrambóticos en ambos brazos. Les juro que me pareció que este joven era colombiano. Pero, vamos al grano.

 

-Hijo, vamos a comenzar –le dije.

Obtuve una sorprendente respuesta.

-Por favor, yo no soy su hijo ¿ok?

Les juro que no esperaba esa respuesta. Me quedé frío. Al recuperarme, le solté:

-¿De dónde eres tú?

-Soy venezolano. Residenciado en Ureña.

-¿Y qué haces por aquí, tan lejos?

-Estoy cumpliendo una misión.

-Se puede saber ¿quién te envió?

-No puedo decirlo.

-¿Dónde trabajas?

-Trabajo en la alcaldía de San Cristóbal.

-¿Qué haces, allí?

-Cualquier cosa.

-¿Te pagan, por esta actividad… guarimbera?

 

Pensó un poco antes de responder. Se acomodó la capucha, giró su cabeza hacia los lados, como escudriñando las adyacencias de sitio donde nos encontrábamos. Fue cuando me dijo: “Si me pagan. Me pagan bien. Y estoy obligado a gritar la consigna: “quiero que se vaya”. O “en la calle, hasta que se vaya”.

-¿Cuánto ganas?

-Sencillamente, gano bien, ¿ok?

-¿Cinco mil, semanal?-

-No sé… Tal vez.

¿Por qué cortas árboles, matas perros y gatos?

¿Quién le dijo eso?

-Hay videos…

-Ok, hago algunas cosas porque me pagan. El dinero es el que manda.

¿No te arrepientes de las acciones que han enlutado a unas cuarenta familiar venezolanas?

-No, no me arrepiento, porque, además, no los conozco. Para mí no existían ni existen, ok.

¿Eres estudiante?

-No me gusta estudiar… En fin, ¿para qué?

-¿Qué quieres del Presidente Maduro?

-Quiero que se vaya, y punto, ok.

-Pero es el Presidente de todos los venezolanos.

-Será presidente suyo, pero no mío.

-¿Por qué no lo es de ti?

-Porque él le robó las elecciones a Capriles.

-¿Quién te dijo eso¡

No sé… eso es lo oí.

 

-¿Qué opinas lo de María Corina Machado?

-No me meto en eso… Lo mío es esto… ¿ok?

-¿Eres militante de Voluntad Popular?

-Y la mucha honra, como dicen por allí.

-¿Cuándo van a parar esta barbarie?

-Mientras haya billetes verdes, habrá guarimbas.

-¿No les importa el daño que están causando a ancianos, mujeres y niños?

-Mire, lo mejor que dejemos eso hasta aquí. Tengo muchas cosas que hacer… así que Adiós, que esté bien. Manténgase alejado de este lugar, ok.

 

No me quedó otro remedio que abandonar el lugar. Quedé impresionado de la actitud agresiva de este joven, y de lo poco que le importa el daño que causan con sus acciones criminales. Con frialdad dice que sólo le importa el dinero y que lo que desea, junto al resto de  los violentos guarimberos,  es que Maduro se vaya. ¡Volveré!


Puerto Ordaz, 8 de abril de 2014



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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