Pobrecita la oposición venezolana, hoy afloran más que nunca sus divisiones y miserias. Pobrecitos, porque el liderazgo opositor tiene tantas carencias, miedos y limitaciones que han arrastrado consigo a sus seguidores. Han vivido en los últimos años un desatino crónico y generalizado, sin olfato político y sin empatía con las grandes masas populares.
En el barco en que naufragan va un gentío. En el pasado, sólo los ha unido su inmenso odio por el Comandante Chávez y la Revolución Bolivariana. Por lo demás, sólo son inmenso crisol de egos, intereses y compromisos comerciales. La MUD parece una empresa de franquicias, todos se compran y se venden. Sus líderes cambian de bando y de partido como de corbata los banqueros. En el pasado caminaban todos juntos, amalgamados en su loco frenesí por sacar a Chávez. Pero nunca pudieron vencerlo. El Comandante siempre tuvo la genialidad y el olfato político para enfrentar y superar todas las dificultades que se le presentaron. Con su enorme empatía, dirigía y guiaba a nuestro pueblo. Compartía y debatía con altura y dignidad en cualquier escenario mundial en condiciones de igualdad. Esto sólo lo pudo lograr una persona de la estatura ética, moral, estadista y visionaria del Comandante Chávez. Sin intereses, sin dependencia y sin compromisos con nadie, sólo con los intereses superiores del pueblo.
La oposición nunca ha aprendido a manejar su capital político. Estos líderes de las franquicias políticas venezolanas están más pendientes de sus business. Siempre han estado endeudados y subordinados a intereses comerciales y grupales. Sólo a ellos responden. Por eso no tienen una agenda común y no tienen un proyecto de patria.
A nadie debe sorprender la actitud complaciente de estos líderes opositores con la violencia impuesta por la extrema derecha en sus reductos y focos violentos. Estos aventureros opositores han estado detrás y al frente, de manera descarada, de todas las conspiraciones que han ocurrido en el país en los últimos 15 años. Sus acciones (y sus firmas) figuran abiertamente en los reiterados intentos de ruptura del hilo constitucional. Algunos en vez de historial deberían tener prontuarios. Es esta la misma gente que ha dado Golpes de Estado, han asaltado y acosado embajadas, han montado paros petroleros para dejar al pueblo sin gasolina, han promovido huelgas generales para parar las plantas de alimentos, han obligado al cierre de comercios y fábricas, especulan (“pero generan empleo”), contrabandean y se lucran parasitariamente de la riqueza del país. Son estos líderes opositores los que ordenan a sus seguidores descargar su arrechera contra el pueblo, generando muerte y destrucción. Tienen además una fijación violenta, vandálica e irracional, pero perfectamente planificada, en contra de servicios públicos como el Metro, Metrobus, centros médicos, bancos públicos y privados, escuelas, edificios e instalaciones gubernamentales. Nuevamente, descargar la arrechera ha sido la instrucción, y las hordas neofascistas han acatado eficientemente la directriz de sus líderes.
Pasaron de la protesta justa y contestataria, a la violencia guarimbera, fregando a sus propios vecinos en un odio fascista sin precedentes en la historia del país. La futilidad y el escalamiento de sus acciones los tiene hundidos en el nefasto escenario del terrorismo. Muerte y destrucción serán sus únicos logros en este macabro camino.
Mientras tanto, en la Mesa Coja sigue presente el culipandeo de los líderes de los partidos de oposición. Un miedo atroz a la interpelación mediática, como si los guerreros de Twitter fueran la realidad del país. Los líderes de micrófono y cámaras de televisión no encuentran como deslindarse de los violentos. Tienen miedo a ser execrados y pasar raudamente a la reserva mediática y al repudio de la frondosa derecha histérica.
Sus ambigüedades en rechazar la violencia, los coloca del lado de los violentos. Con su silencio y tolerancia dan su aval a los actos vandálicos y a las acciones terroristas.
Este capítulo de las locas aventuras de la oposición venezolana no tiene desperdicio. Los grupos neofascistas han salido al ruedo sin las máscaras y fachadas con que acostumbran aparentar y engañar al pueblo venezolano y al mundo. Los supuestos angelitos demócratas que revolotean cual seguidores de las hermanitas descalzas son en realidad feroces y sanguinarios lobos. Son criminales y asesinos. En esta ocasión se ve su rostro verdadero, su imagen real: la del egoísmo, la del odio de clase, que sin escrúpulos intentan asaltar el poder por vías violentas. Se les cuela la sed de sangre y venganza por los poros. Dios nos libre de que estos agentes del mal lleguen a tomar el poder. Arrasarían con todo lo que es objeto de su más profundo resentimiento.
Seguiremos infatigablemente en la dirección que nos lleve a la paz. En cualquier escenario, la discusión, el diálogo, el respeto y la tolerancia deben prevalecer e imponerse.
Sociólogo
@richardcanan