“Condeno una violencia de los cuerpos de seguridad del Estado nunca vista…”, fue el inaudito comentario del Cardenal Urosa, el Domingo de Ramos, Semana Santa 2014. Vi y oí al Jefe de nuestro catolicismo, repetir el mismo descaro argumental de “dirigentes” de oposición, pero en gesto disimulócrata añadir sus condolencias a las familias de las víctimas por sucesos desencadenados por oposicionistas desde el 12 de Febrero anterior, sin condenar las barricadas y guarimbas terroristas de miseria humana politicoide, cierre de vías, incendio y tala de árboles, destrucción de autobuses, ataque a instituciones, personalidades o sencillos ciudadanos y ciudadanas del sector público y privado, ataques a locales educativos desde un preescolar en Chacao hasta 15 universidades.
Programa grabado, porque Urosa dijo que “el Vaticano participaría”, es decir habló “a futuro”, sobre mediar en el diálogo. Entrevistado por Carlos Croes fue fácilmente perceptible la intención del más impúdico comunicado antigobierno de los tantos de la CEV firmado por jerarcas reconcomiados, pues la revolución bolivariana, socialista, chavista y madurista prefirió al Vaticano como mediador, que a ese grupúsculo de amargados disimulócratas, indignos de representar la grey aún mayoritaria, aunque padeciendo gigantesco desprestigio debido a las acciones politiqueras de prelados convertidos en conspiradores. CEV –Conferencia Episcopal Venezolana- a la que hace años bauticé C E V “Comunidad Engañosa Venenosa”, minúscula agrupación pro fascista sin militancia comprobada.
¿¿¿Con qué moral sacerdotes que otrora apañaron amantes presidenciales a cambio de ayudas oficiales con dinero proveniente de gobiernos masacradores, torturadores y censuradores, van a darnos lecciones de conducción política???, es el cinismo más acabado y brutal que he oído por quienes en nuestra historia han presidido la Iglesia Católica nacional, hombres que dejando atrás los pensamientos del maestro de la humildad social, Nuestro Señor Jesucristo, intentan con vocería de Jorge Urosa cubrir sus barbaridades conductuales y alabar a “líderes de oposición” que según el Cardenal “están claros de los problemas”, el ensotanado personaje disimulócrata pidió “moderación desde ambos sectores, gobierno y oposición” y añadió desfachatadamente “yo no soy político”, “no somos operadores políticos…” pero solicitando “un gobierno de coalición…”. Urosa Sabino sibilinamente manifestó consignas de quienes han llamado siempre “totalitarismo” a determinada posición ideológica condenando al socialismo, en forma destemplada y atrasada, nada cónsona con la actualidad política mundial que si entiende inteligentemente el Papa Francisco.