La oposición política venezolana en su accionar teledirigido por un libreto discutido y diseñado más allá de nuestras fronteras, tiene la particularidad de mantener un ambiente confrontacional a través una triangulación estratégica: Guerra mediática, Guerra Económica y las Guarimbas.
El último episodio protagonizado por la autodenominada MUD, es salirse de la mesa de diálogo porque no ve resultados, es decir, la oposición sólo quiere que el gobierno haga y acepte lo que ellos quieren, ejemplo: la libertad plena para todas las personas que están detenidas, sin discriminar ni detenerse en el delito cometido.
Lo otro que están pidiendo es que se debe cambiar el modelo económico, es decir, lo que no han logrado con los votos para ser gobierno, lo quieren obtener a través de un diálogo con resultados, que no es otra cosa es que pretenden obtener ganancias políticas típico de los pactos y negociaciones entre cúpulas y élites políticas.
Es importante recordar que un sector extremista y radical de la oposición no quieren diálogo porque es contradictorio con su gran propósito estratégico que es la salida de Maduro, por cualquier vía, incluyendo una intervención con balas, solicitado por el escualidismo mayamero.
Los diálogos entre los sectores políticos de una nación, significa la coexistencia pacífica y la convivencia institucional, enmarcada en lo establecido en la constitución y las leyes de la república, pero para la oposición, el diálogo sólo tiene sentido si aceptan sus demandas y de paso sin dar nada a cambio.
Considero que la oposición y sus cartas marcadas por un fascismo recalcitrante, con una alta dosis de intolerancia, acompañado de un furibundo odio antichavista, es muy difícil que ellos asistan a un diálogo sincero y transparente, ya que ellos sólo quieren la salida.