Los pueblos que han vivido la experiencia de guerras civiles o guerras con otros países, pueden dar fe del horror y el dolor que queda sembrado en el seno de su población, debido a la destrucción y a las muertes ocasionadas en los conflictos bélicos.
Un ejemplo de ello, es la cruenta guerra entre Irak e Irán, suscitada entre 1980 y 1988. Esta guerra fue denominada la guerra impuesta, debido a las múltiples maquinaciones e intervenciones externas de grupos y países que atizaron, incitaron y armaron a ambos bandos para escalar y mantener de manera prolongada el conflicto. Al llegar el final de la guerra, se mantuvo el estatus quo de las reclamaciones territoriales (excusa inicial que originó el conflicto), sin embargo dejó un estimado de más 1.500.000 muertos, provocó la pauperización de las condiciones sociales y de vida en ambos pueblos y generó la destrucción total de sus economías e infraestructuras. Destaca la participación generosa y desinteresada, de países occidentales que, con la doble moral que los caracteriza, proveyeron a Irak de armas químicas como el gas mostaza y el gas sarín, que fueron utilizadas indiscriminadamente contra tropas iraníes y civiles, como los kurdos iraquíes. Sin escrúpulos y con total impunidad siempre actúa a su antojo la derecha mundial, logrando su objetivo de sembrar el odio y separar a los pueblos.
Por estos lados, las bandas neofascistas de Voluntad Popular han aprendido muy bien de estos maquiavélicos métodos de lucha: hacer política mediante la generación e imposición de la violencia. Este es un trabajo planificado, calculado y bien financiado, pensando en la exaltación del terror como vía para alcanzar el poder.
La Salida violenta y anticonstitucional que estas bandas neofascistas han pretendido imponer, ha traspasado desde el principio, el umbral de la protesta pacífica y los ha colocado en el oscuro predio del terrorismo, con asesinatos selectivos de militares y policías, colocación de explosivos, quema de universidades, centros de salud y entes públicos. Es una descarga de odio de clases, sin precedentes en la historia republicana venezolana.
El escasísimo respaldo popular a la violencia, los ha dejado solos. Sin embargo las bandas neofascistas siguen actuando y operando al margen de la ley y pretenden matizar sus acciones violentas bajo los cobardes disfraces de sociedad civil o de impolutos estudiantes. La cobardía y los violentos objetivos de Voluntad Popular, les impide dar la cara y revelar sus verdaderas intenciones.
En esta fauna de dobles caras y falsedades, resalta una de las líderes neofascistas, la eterna estudiante Arellano, jefa de la vanguardia violenta de Voluntad Popular. Bajo su despabilado disfraz de estudiante pospúber, se esconde una militante activa del partido de extrema derecha Voluntad Popular, cuyo objetivo ha sido generar terror en la población, amparado no bajo su rol de dirigente de un partido neofascista, sino escondida bajo la máscara de una imberbe estudiante.
La confesión sobre sus actuaciones violentas no tiene desperdicio. Este personaje públicamente reconoce (Diario El Universal, 25/05/2014, página 1-2) que ha valido la pena el conflicto y se regodea diciendo que para mí es un éxito lo sucedido en estos 100 días. Qué la represión ha dejado saldo lamentable y sentimos dolor, tanto estudiantes como activistas de Voluntad Popular, por haber perdido 42 venezolanos? Sí, pero es algo que no estaba en los cálculos. Que descaro, este es un público reconocimiento de sus intenciones criminales. Casi habla como los gringos, excusando que si sus acciones violentas dejan un reguero de muertos y heridos, esto no estaba en sus cálculos, y no es más que un pequeño daño colateral. Esta es la mentalidad neofascista, la generación de muertes para tomar dividendos políticos, exponiendo y sacrificando al pueblo para cumplir sus insanos intereses. Fascistas!!!
Sin desparpajo esta dirigente de la extrema derecha informa y reporta con orgullo que ha valido la pena la agenda violenta. Máscara en el suelo, está plenamente satisfecha y llena de gozo por la violencia generada. Tanto ella como su partido, Voluntad Popular, reconocen que la agenda de odio impuesta por ellos, sólo ha generado 42 muertes, docenas de heridos y atentados terroristas. Casi nada.
El rechazo del pueblo a estas acciones violentas no los minimiza y por el contrario la eterna estudiante Arellano se lamenta que no nos hemos comunicado bien (con el pueblo) porque aún estamos construyendo La Salida. Esta militante neofascista, apologista de actos terroristas, no ha asimilado nada en sus largos años universitarios, no ha podido absorber nada del imperio de las ideas, de los valores democráticos, ni del respeto por los otros.
Otro de los cómplices en la generación de violencia es un oscuro concejal petareño, militante activo de Voluntad Popular en el Municipio Sucre, de nombre Darío Ramírez. Este personaje, graduado de la UCAB, es compañero íntimo de Leopoldo López y ha ejercido el cargo de coordinador de Juventudes del Partido de extrema derecha Voluntad Popular. Siguiendo los lineamientos de su partido, se presume que es uno de los principales responsables de las acciones de desestabilización en el Municipio Sucre, patrocinando y financiando las guarimbas. Fue identificado por la comunidad del Barrio La Alcabala, cuando en una protesta por el tema del agua contra el Alcalde de Primero Justicia Carlos Ocaríz, este concejal dirigió actos de vandalismo y de incitación a la violencia mediante el uso de bandas motorizadas, ajenas a la comunidad. La conciencia del pueblo lo superó y el pueblo petareño rechazó y repudió sus intenciones violentas. Las autoridades lo han identificado como uno de los generadores y promotores de la violencia y destrucción en Plaza Miranda, Los Dos Caminos y Terrazas del Ávila. Presumen las autoridades que este participante activo de La Salida violenta en el Municipio Sucre, huyó raudo y veloz hacia Colombia.
Estos dos personajes son parte de la vanguardia violenta del Partido Voluntad Popular, cuya agenda política sólo contempla imponerse por vías violentas y fratricidas.
El democrático y pacífico pueblo venezolano no acompañará jamás las aventuras violentas de esta minoritaria facción de la extrema derecha. El odio de clases y las miserias cohabitan en el corazón de esta minoría putrefacta y nunca contarán con el apoyo mayoritario del pueblo. Siempre serán derrotados por la fuerza de este pueblo consciente, que nos mantendrá en el camino de la paz.