Hoy sábado 7 de junio, como siempre, me levanté a las seis de la mañana; una vieja costumbre o mejor de toda la vida, y después de lo habitual, como es habitual en mí – la repetición es exprofeso – me senté frente a la máquina para revisar lo habitual y continuar escribiendo el libro que ahora estoy por terminar, en el cual pongo énfasis en mostrar que todos los golpes de Estado, hasta el de Pedro Carmona, los han fundamentado en el deseo de “restablecer la institucionalidad perdida”, pero sus promotores terminan llevándosela por delante, sobre una multitud de presos, torturados, asesinados, violaciones a la constitución vigente y los derechos de las personas. Lo escribo para advertir o dejar sentado que el golpe que ahora prepara la derecha, aunque lo llamen “suave”, de tener éxito, marchará inexorablemente por el mismo camino. De la misma manera que lo hicieron los “gobiernos democráticos”, por sólo nombrar dos, de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni.
Pero al sentarme donde ahora estoy sentado, lo primero que me vino a la mente fue mi viejo e inolvidable compañero Bartolomé Vielma Hernández, nacido en Puerto Cabello y a quien conocí en Cumaná y compartí militancia en AD, mientras formábamos lo que llamábamos la “izquierda del partido”, luego la fundación del MIR y las dificultades de la clandestinidad en Caracas cuando se le conocía entre compañeros como “el negro Antonio”.
El querido y abnegado Bartolomé fue de los primeros desaparecidos en el continente; una práctica que se inició en Venezuela con el gobierno de Raúl Leoni y luego las fuerzas represivas gringas extendieron a toda la patria grande, donde las dictaduras la convirtieron en pan de cada día. El desparecido, por oponerse a aquellos gobiernos era previamente torturado hasta llegar a provocarle la muerte, como a Alberto Lovera, Fabricio Ojeda y luego Jorge Rodríguez, padre.
Siguiendo mi rutina diaria pasé poco tiempo después a leer la prensa que había traído mi compañera de su caminata diaria. En “Ultimas Noticias”, encuentro la información según la cual “Machado asegura que dará la cara a la Fiscalía”. En la misma información, en la que se habla de la investigación abierta a María Corina Machado por los planes de magnicidio, el susodicho personaje afirma como quien no teme a nada, cual Juana de Arco, Luisa Cáceres, Juana La Avanzadora o Josefa Camejo:
“Vamos, una vez más, a defender la verdad, a luchar por ella hasta que prevalezca”.
A mi amigo Vielma Hernández le detuvieron, después que nuestro partido el MIR, había dado demostraciones de querer volver a la legalidad, separado de las acciones guerrilleras y él, Bartolomé, también alejado de toda actividad clandestina, habíase reintegrado a la vida cotidiana del trabajo como abogado que era. No le llevaron a tribunal alguno, menos le dejaron que se desahogase ante la prensa. ¡Nada de eso! Le secuestraron a escondidas y vilmente, un gobierno que la derecha llamaba y todavía llama “democrático”, le asesinó e hizo desaparecer su cadáver hasta hoy.
La señora Machado, toda destemplada, pretende dar muestras de valentía y arrojo, sabiendo que este gobierno que ellos llaman “autoritario y dictadura sanguinaria”, matriz de opinión impuesta en medio mundo por la dictadura mediática que ejercen sobre el planeta tierra, respetará y cuidará, como “jarrón chino”, sus derechos civiles previstos en la constitución bolivariana –la que ellos odian pero usan a su conveniencia- y, además, cuenta con el monitoreo de los gringos y sus vasallos. Ella no va a quedar sola y a merced de mercenarios matones, como mi amigo Bartolomé Vielma. Lo sabe bien, de allí esos gestos fingidos de valentía y heroísmo.
Está consciente que al salir de declarar en la Fiscalía volverá a su casa, se lo han asegurado sus abogados; aparte que lo sabe por la conducta respetuosa de nuestro gobierno y porque estaría a la vista del mundo entero; si sospecha que pudiera ser detenida, un mal menor, de conformidad a las leyes de la República, pese a que su integridad física le sería respetada, que no respetaron a mi amigo, se iría furtivamente al extranjero porque para eso dispone de todos los medios a su alcance.
Así cualquier perro ladra. En este patio todo gallo canta. En gobiernos como el que nos impondrían la Machado, sus partidarios y sus verdaderos jefes, es donde se muestra la verdadera hidalguía y valentía para enfrentar matones. Ya antes, Leopoldo López, Capriles y otros, durante el golpe de abril del 2002, dieron muestras de lo que serían capaces y ofrecen como “salida para rescatar la institucionalidad”, como suelen decir todos los golpistas. Recordemos lo que hicieron apenas en 48 horas con Rodríguez Chacín, Tarek Williams Saab y la embajada cubana, sin olvidar los asesinados en Puente Llaguno por sus francotiradores y en las calles por la policía del alcalde opositor Alfredo Peña.