La revolución Bolivariana vive quizás su periodo más difícil. Sufre el asedio imperial más implacable de la historia, ni siquiera el gobierno del Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías, fue sometido a tan brutal represión por parte de los enemigos de la patria, del pueblo y de la democracia, que necesario es decirlo los tenemos hasta dentro de las esferas gubernamentales, con su indumentaria roja y reventándose los pulmones gritando las consignas revolucionarias, pero con sus hechos intentan acabar con el legado del Comandante.
El peor enemigo del proyecto bolivariano es el maltrato al pueblo, puesto en práctica por la más genuina y peligrosa arma del imperialismo, como es la burguesía social demócrata, que para mala pata de la revolución, sigue manteniendo el dominio de las cadenas de producción y distribución de alimentos y otros productos de primera necesidad para el pueblo, amén del espectro comunicacional, herramienta para continuar su criminal tarea de forzar el ablandamiento de la conciencia popular.
El gobierno bolivariano con su alto mando de la revolución, necesariamente va a tener que darle un vuelco al esquema de lucha contra la guerra económica y tomar medidas más drásticas, sin temor a los calificativos de la canalla mediática internacional, asalariada del Complejo militar, industrial, financiero y comunicacional, que sojuzga al pueblo norteamericano y proyecta al mundo la industria de la muerte y el terrorismo, como herramientas para cumplir su proyecto globalizador.
El Estado no debe continuar entregando dólares a quienes solo se dedican a conspirar, porque eso es como darle pertrechos y cargar el cañón al enemigo va a atacar nuestras filas. Debe haber una formula para que el gobierno importe y venda directamente al pueblo, los artículos de primera necesidad, con cuya escasez, la derecha busca quebrar la fe y la resistencia popular y propiciar que bajen los cerros a reclamar gobernabilidad y respeto a los derechos del pueblo, para caotizar al país y propiciar la intervención extranjera en la patria de Bolívar.
La guarimba fue derrotada, es la creencia generalizada en el gobierno. Ciertamente el efecto violento, que provocaban los incendios en las calles, la quema de universidades, bibliotecas, centros de educación inicial, con niños dentro, como ocurrió en el Ministerio de Vivienda y Hábitat, el incendio de unidades del transporte con sus conductores dentro y toda esa gama de actos terroristas, ejecutados por mercenarios, drogadictos y delincuentes comunes reclutados por las oposición en el exterior y en el mundo de las pandillas, para luego hacerles aparecer como estudiantes pacíficos, ha cesado casi en su totalidad.
Pero bien pudiéramos pensar que ese fue el trapo rojo que la oligarquía mostró al toro, para que lo envistiera, mientras su peones de la burguesía empresarial afinaban y estructuraban la guarimba más peligrosas, como es las escasez artificial, la brutal especulación y la instauración de una nueva modalidad de subversión, como son las COLAS, para adquirir los productos, auspiciadas hasta en los llamados abastos bolivarianos. Todo acompañado de la saña comunicacional, con mensajes precisos, bien elaborados, con lento pero efectivo posicionamiento dirigidos a las elecciones parlamentarias del venidero año.
Es decir dos frentes, dos apuestas opositoras: a la salida violenta, por una implosión social, producto de la saturación de la paciencia del pueblo o a la búsqueda del voto castigo para hacerse de la Asamblea Nacional y desde allí dar el zarpazo letal al legado del Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías. Lo podría ser el golpe parlamentario como hicieron en Paraguay, con el presidente Lugo y en Honduras, con Zelaya.
Pareciera que no queremos ver esta realidad. Las COLAS, son otra estrategia de la guerra económica y bastaría con dedicarle un poco de trabajo de inteligencia, para acabar con ese insumo para la especulación mediática, que es el peor veneno contra la resistencia popular. El hambre inducida y el bombardeo subversivo de la canalla mediática son misiles que están haciendo diana en el corazón del pueblo y eso si es peligroso para nuestra causa.
Cuando hablamos de las COLAS, como modalidad subversiva lo hacemos con propiedad. Sabido es que quienes las forman son revendedores, que tienen sus contactos dentro de los propios supermercados, que les llaman para decirles, que viene y a que hora. Por otra parte es frecuente ver colas de veinte o treinta personas en establecimientos, que tienen capacidad para albergar a unos cincuenta o más clientes, pero la tarea es mantener la cola aunque sea pequeña, porque eso conlleva a que el, o la transeúnte se sume aunque sea por curiosidad, pero se crea, lo que el conspirador quiere, la cola, para el insumo mediático y para el mensaje negativo en el imaginario colectivo. En el caso de los abastos bolivarianos, hemos podido constatar, por ejemplo en Ciudad Bolívar, donde hay siete cajas, solo funcionan dos, mientras la cola aumenta dentro y fuera, cuando la venta pudiera ser normal, si no es por los informantes internos y la ausencia de operadores y operadoras en las cajas para el pago de la mercancía.
Otro aspecto que hace daño, es la impunidad con que han sido tratados los estafadores de CADIVI, que hasta el presente no hay un solo responsable, por el saqueo de los más de 30 mil millones de dólares de las reservas del Estado, a través de empresas de maletín. Eso es utilizado diariamente por la canalla mediática, en función de presionar el ablandamiento de la resistencia y la conciencia popular. Es urgente que el gobierno de una señala positiva en este caso·
Todos los consejos comunales tienen que ser incorporados a la batalla contra la guerra económica, acreditándolos como fiscales, para el ejercicio de la inteligencia y contraloría social, para acabar con las actividades ilícitas en oportunidades con la omisión de autoridades. Es una situación delicada, porque las acciones y el bombardeo están dirigidos a agotar la paciencia del pueblo y voltear contra el proceso a quienes no están claros ideológicamente, que no son pocos. Aquí tenemos miles de revolucionarios emocionales, que son vulnerables a esa campaña, sino la atajamos, con argumentos y acciones convincentes.
La devaluación agresiva y continua de los salarios están depauperando cada día al pueblo trabajador y no bastan los paños calientes de aumentos salariales, porque la canalla golpista se los devora, con su golpe continuado, que tiene como principal arma, robar y especular al pueblo, para hacerlo fácil presa de los reflejos condicionados que proyecta la canalla mediática nacional e internacional, dirigidos a horadar las incipientes bases del movimiento popular, sostén de la revolución bolivariana. Tenemos que regresar al camino andado para ver donde rompimos el eslabón, marcar nuevos rumbos y asumir que aquel Por ahora, está mas vigente que nunca.