¡Carvajal volvió, volvió y volvió! Y la derecha, triste se quedó. La champaña se les quedó fría. Tenían todo listo para celebrar en grande la extradición a los Estados Unidos del mayor general Hugo Carvajal. En Miami, cuna de la mayor gusanera del mundo, estaban de fiesta. Ya hablaban de “narco país”. Los halcones del Departamento de Estado de Estados Unidos, están arrechos. Muy arrechos. Holanda no convalidó sus deseos.
Pregunto: ¿qué irá hacer ahora el Miguel Henrique Otero, y su periódico? ¿Y 2001? ¿Dónde se va a meter el gato Briceño? ¿Qué dirá Andrés Velázquez? En fin, ¿qué hará, la derecha venezolana? Nada, se quedó con los crespos hechos. Algunos, de esa dirigencia agonizante, dijeron que, con el encarcelamiento de Hugo Carvajal, había comenzado la caída del chavismo. Pero de pronto, vino el viento, y ¡zas! Apagó las velas. Se quedaron en la penumbra. El lugar preferido de estos carcamanes de la política venezolana. Un viejo dicho: no celebres antes de tiempo, la comida y la bebida, se te pueden quedar para las moscas… Chao. ¡Volveré!