Definitivamente esa Mesa de la Unidad parece que fue construida con material comprado al alcalde Miguel Cocchiola, ese mismo que vendía puertas con polillas y materiales vencidos, dándose a la fuga cuando le allanaron el negocio y le descubrieron todas las trácalas que ponía en funcionamiento con su mente de mafioso para robar a los clientes, regresando para ganar las elecciones a la alcaldía de Valencia y con esa habilidad propia de los rufianes de cuello blanco se ha metido la justicia en el bolsillo y está en su alcaldía muy campante, pues parece que ya se olvidaron sus delitos.
Pero volviendo a la apolillada Mesa de la Unidad, este adefesio construido para tratar de ganarle electoralmente, en un principio, al comandante Hugo Chávez, no ha visto más que fracasos y su estructura cada día se derrumba al igual que la madera cuando la polilla la ataca siendo su desbaratamiento inevitable, por más explicaciones que den algunos de sus integrantes queriendo hacer ver que no existe ningún problema que haga peligrar la unidad, algo que nadie les cree, ni ellos mismo, pues decir que Ramón Guillermo Aveledo renunció después de haber hecho un excelente trabajo siendo muy difícil buscarle un sustituto es la vaina más ridícula que se pueda escuchar. ¿Si hizo un buen trabajo porque le pidieron que renunciara y lo obligaron a hacerlo?
Hace tiempo lo dije, la MUD va a desaparecer, lo único que la mantenía sostenida era el odio que sus integrantes profesaban al presidente Chávez, desaparecido físicamente este creyeron poder agarrar la sartén por el mango pero sufrieron dos derrotas consecutivas, entonces quisieron tomar caminos distintos al sistema democrático y allí comenzaron a derrumbarse cuando se acrecentaron sus peleas internas. Hoy esa Mesa está con dos patas menos y las otras dos carcomidas por la división y no se vislumbra que pueda carpintero alguno repararla, si acaso se le podrán hacer algunos remiendos, pero su destino será la desintegración total con el retiro de los principales partidos que hasta ahora la apoyan. Allí cada quien hará tienda aparte y en lugar de una mesa solo quedarán algunos banquitos.
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