Corto, claro y raspao

Juan Bimba y las momias de AD

1.73 años de engaños

Me encuentro con a un amigo que en toda su larga vida había sido adeco. Yo lo sabía desde que nos conocimos, siendo niños. Pero tenía tiempo, mucho tiempo sin saber de él. Por eso, cuando lo vi, lo felicité por los 73 años de Acción Democrática. Se echo a reír y me dijo, “déjese de vaina compadre. Esos tiempos ya pasaron. Fui adeco, y la mucha honra. Mis padres también. Y creo que mis abuelos lo eran. Pero ya no soy adeco. Ni volveré a serlo. Se lo juro”. Me sorprendió la respuesta de mi amigo. Por eso fui cauteloso al preguntarle que le había pasado con el “partido del pueblo”, y esto fue lo que dijo: “Con el partido nada. Con sus dirigentes, sí. Esos son los culpables de la desviación de AD. Una vez que llegamos al poder (Juan Bimba, o sea yo, no). Los jefes se envanecieron. Se burocratizaron. Y empezaron a robar. Mientras tanto, a los “apargatúos”, como yo, nos mantenían bozaleados y en la oscuridad. Nos compraban, regalándonos planchas de zinc y bolsas con arroz y caraota negra, donde no faltaba un bollo de pan y una carterita de ron. Así, entre engaños y engaños, se perdió el partido. Hasta que llegó Chávez y mandó a parar. Y rescató a Juan Bimba.

2. Añoro las romerías blancas

Le pregunté a mi amigo, que añoraba de aquel pasado, de engaños al pueblo. Al verdadero pueblo de alpargata. A las barriadas. A los habitantes de los cerros. A los campesinos. A los pescadores. A los trabajadores de la ciudad. A las mujeres. A los niños abandonados. A la juventud. Y me dijo: “Añoro las romerías blancas en cada aniversario. Raimundo y todo el mundo tenían que hablar de esas romerías. La gente se peleaba por ir a esas comelonas y a esa bebezón. Tiempos que no volverán”. Y añadió: “Fíjese usted, mi estimado amigo, que ayer se celebraron los 73 años de AD. Y fue un grupito a colocar una corona a nuestro Libertador, en la Plaza Bolívar. Aquello daba pena. Cuatro gatos acompañaron a Henry Ramos Allup. Esos “gaticos”, ya viejos todos, oyeron el verbo apagado y perdido de Henry. Hasta la fuerza la perdió, y aún sigue engañando a unos pendejos que creen en que volverán. Por cierto, a la fiesta de AD no fue invitado Juan Bimba, cosa rara. Yo digo: ¡No volverán! ¡No volverán! Y ¡no volverán! ¡Carajo!”.

3. Las momias dominan en AD

Para terminar nuestro encuentro, le pregunto a mi amigo si se arrepiente de haber sido adeco. Y esto fue lo que me respondió: “Arrepentirme, como arrepentirme, no. Eso no. Por mis ancestros no puedo hacerlo. Lo tomo como un error familiar. Pero me siento bien siendo lo que soy, hoy día”. ¿Y que eres? le inquirí. “Soy chavista. Desde el 4 de febrero para acá me convertí en chavista. No me da pena revelarlo”. ¿Por qué creíste en Chávez? “Por que hizo lo que ha debido hacer AD. Sacar del foso a los excluidos de siempre. Y ponerlos a la par de los demás. Chávez, llegó con su mensaje de esperanza a los pobres de toda Venezuela.”.

Y ¿crees en Nicolás Maduro? “Tengo mis reservas. Chávez hablaba claro, en el lenguaje de la gente como tú, y como yo. Maduro tiene que demostrar que es el hijo político de Chávez. Tiene que atacar con bríos los problemas que aquejan al país. Tiene que deslastrarse de tanto corruptos en el gobierno. Tiene que demostrar que es tan de izquierda como era Chávez. O más, todavía. Espero no arrepentirme de ser chavista”. Bueno… “No espere, espere… deme una palomita para enviarle un mensaje a Ramos Allup: “Te felicito Henry, por ser tan, pero tan adeco. Pero te recomiendo que le des chance a los demás. Renuncia, Henry, ya estas quemao, e Isabel Carmona, que se vaya a criar pollos. Tanto uno, como la otra, son unas momias vivientes. Por cierto, Henry, bella te quedó tu banda azul”… Chao. ¡Volveré!





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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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