Uno de los dolores de cabeza de la oposición venezolana desde la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana fue precisamente el causado por el distanciamiento de su liderazgo con las clases más desposeídas y excluidas del país.
El abismo se produjo justamente por la diferencia de clases y la conformación de una élite política que pactó con la burguesía y exprimió las arcas públicas, hasta más no poder, generando un gran descontento popular que ahora pretenden borrar de un solo plumazo, como el conocido “Caracazo” de febrero de 1989.
Después de transcurrido el tiempo y haberse remontado la cuesta por parte del proceso revolucionario impulsado por Chávez desde el 4 de febrero de 1992 y continuado ahora por el líder ”autobusero”, el Presidente Nicolás Maduro y sus cinco revoluciones; el sueño de la oposición de volver al poder se mantiene de manera desesperada.
El plan de la oposición (Coordinadora, MUD, MED, MID, MOD, etc.) ha dado lugar a las más disímiles estrategias y fallidos intentos de golpes de Estado con el apoyo de los “halcones” de Estados Unidos, para tratar de volver a su estado natural y seguir saqueando la República.
En estos 15 años de cambios paradigmáticos y estructurales en Venezuela se han visto los más variados signos de resistencia y ensayos de la oposición, ahora más dividida que nunca, por su terca obsesión de buscar el poder a costa de la destrucción del país.
Hoy como perros falderos del imperialismo quieren volver a vender la Patria al mejor postor y regalar de nuevo el barril de petróleo, a cambio de los precios de hambre del pasado para llevar de nuevo al país a los índices de pobreza, como cuando rondaban el 80 por ciento; según cifras de la propia ONU y las cuales ahora ellos pretenden olvidar.
La metamorfosis de la oposición venezolana es uno de los fenómenos políticos más atípicos del mundo y además, uno de los más alejados de la realidad. Su gran fracaso estriba en que es una oposición que dejó de estar conectada con la base popular o “el pueblo mismo”, como lo calificaba el Comandante Chávez.
Ahora tratan de ensayar los más funestos métodos de la política puestos en práctica en otros países (Colombia, Israel, Libia, Irak, Afganistán y Siria), basados en el terrorismo y el paramilitarismo que sólo conducen al fracaso y a la muerte.
Basta con mirar los ensayos que han traído al escenario político- nacional para ver su falta de coherencia y su hipocresía. Tratan de pintarle al pueblo un panorama de unidad, con una mesa (la MUD) que nunca ha tenido cuatro patas y la cual en verdad, sólo se derrumba gracias a sus propias mentiras y a su fracasada política neoliberal; hoy ya superada por los países del mundo.
El nido de serpientes que se han juntado para representar a la oposición venezolana, no levanta cabeza por nada del mundo. Sus líderes salidos de un “focus group” y encarnados en un liderazgo lleno de ambiciones, nunca han presentado un plan de acción coherente para resolver los grandes problemas del país.
Con la muerte del Comandante Chávez, la oposición parasitaria apoyada por el imperialismo norteamericano, hizo fiesta y esperaba en bandeja de plata, se generara un caos y un enfrentamiento entre venezolanos.
Hoy esta oposición continúa dando palos de ciego en la búsqueda del poder. Se ha cavado su propia tumba queriendo “la salida” del Presidente Maduro. Ha ensayado con “guarimbas”, “terrorismo de calle”, “guerra económica”, contrabando, desabastecimiento, acaparamiento y hasta “asesinatos selectivos”, entre otras estrategias como resultado de una conducta impropia, fascista y antidemocrática.
Sus líderes quieren aparecer ahora disfrazados de pobres y de chavistas. Citan discursos del pasado como los de Jorge Giordani cuando señalan por ejemplo: “para sustentar la revolución se requieren los pobres dado que ellos son los que votan por el proceso”. Igualmente agregan – distorsionando el discurso – es indispensable que los pobres sigan siendo pobres “hasta que logremos hacer la transformación cultural”.
Tales afirmaciones fueron puestas en boca de Guaicaipuro Lameda (escuálido, golpista convicto y confeso) y a ellas le agregan que eso tomará su tiempo, “al menos tres generaciones; los adultos quienes se resisten y se aferran al pasado; los jóvenes quienes la viven y se acostumbran, y los niños quienes la aprenden y la hacen suya. Esto tomará por lo menos unos 30 años”.
Para ironizar la oposición también agrega la perla del término “aberración”, descalifica al “hombre nuevo” pregonado por “El Ché” Guevara y satanizan el Plan de la Patria del Comandante Hugo Chávez, ahora Ley de la República.
Por otra parte, trata de fabricar nuevos ídolos con pies de barro, quienes cada día se enredan en su propia maraña del terrorismo. Es por eso que por más que traigan líderes de la TV disfrazados de “Radar de los Barrios” y con nombres populares como el de “Chuo” es demasiado tarde para remontar la cuesta, porque el pueblo venezolano ya es dueño de su propio destino y está en Miraflores.
Venezuela tiene su propia Revolución, navega con su plan y coordenadas diseñadas por el líder Supremo, nacido en el seno de su propio pueblo, engendrado por la historia para definir el futuro al compás de otras naciones de la Patria Grande y de la Patria cuna de Hugo Chávez y de Simón Bolívar “El Libertador”.
¡Unidad, lucha, batalla y victoria!... ¡Venceremos!