No es necesario escuchar ningún grito de bruja escuálida ni tampoco consultar a Juana Casterola para saber en qué andan los grupos opositores de la derecha y enemigos del gobierno revolucionario. Sólo basta mirar hacia los escombros y veremos que la descomposición hace mella en el cuerpo ya contaminado de Primero Justicia, Voluntad Popular y un Nuevo Tiempo. No hablo de los verdes y los blancos, porque esas estructuras óseas-partidistas son huesos esqueléticos en proceso de extinción. Quién puede dudarlo.
Su historial de violencia define el perfil de cada una de estas organizaciones partidistas y de cada uno de sus líderes, quienes en sus acciones de fascismo puro han ido dejando sus huellas dactilares, de allí que las pesquisas deben centrarse en la identificación de los códigos del terrorismo que ellos planifican para atentar contra la familia y la sociedad venezolana, particularmente contra nuestra juventud. Por ello hay que tomar muy en serio la denuncia del compatriota Diosdado Cabello, quien en sus programa con el Mazo Dando, del jueves pasado, lanzó un mazazo para alertar sobre el plan macabro que tiene preparado la oposición para este 21 de noviembre cuando se celebra el Día del Estudiante. Preparan la violencia a plena luz, así mosca pues, para no pasarlas moradas.
Si bien es cierto que hay que mirar a través del parabrisas de la malicia para tenerlos vigilados, también hay que ver el espejo retrovisor para no olvidar la trayectoria de sus actos violentos. Eso pudiera ayudar para saber cuándo y cuál sería el próximo golpe. La denuncia de Diosdado es un alerta, pero por allí llegan rumores sobre la tempestad de fuego que están preparando y que lleva por nombre “Operación Libertad”. Y no es sólo un nombre, sino que pudiera tratarse de ataques directos a instituciones, a multitudes y particulares. Esto lo digo hipotéticamente, porque no tengo datos de esa operación, pero por el carácter violento y asesino de la oposición, pudiera esperarse cualquier cosa de ellos.
Recordemos todo lo que hicieron con la guarimba durante los meses de febrero, marzo, abril , mayo, junio y julio, momentos difíciles, de terror, de asesinatos, de incendios a instituciones y universidades. Así que para nada extrañaría que ahora ensanchen sus odios y su violencia hacia otras instituciones con ataques armados. Ojalá todo esto sea una especulación mía, pero a las pruebas me remito, de esa sistemática y recurrente guarimba asesina. Aquí mismo en San Cristóbal, los guarimberos cometieron todos los delitos que los califican como delincuentes profesionales y muchos de ellos andan por allí cuales niños de pecho, con tatuajes de pichones de terroristas.
Así pues hay que comenzar a despiojarlos para que la memoria les funcione de manera correcta y dejen de estar invocando al lucífugo cebollesco, personaje oscuro de la mitología reciente, que se alimenta de las llamas de la basura ardiente. No permitamos que ese demonio ponga sus garras asesinas sobre esta ciudad. No dejemos tampoco que esa tal “operación libertad” logre articular ninguna acción. Hay que desbaratarla en todos sus planes, en todas sus acciones y neutralizar las acciones de esos grupúsculos violentos. En el caso de San Cristóbal, hay que neutralizar a un grupo violento llamado los “zabaletales”, que actúan en la parte alta de la ciudad cerca de una universidad. Hay que estar alerta.