Sacrificio excesivo. Casi todos los excesos son malos. Exceso de alcohol, de cigarrillo, de dinero, de comida, de sexo (alguna irritación provocará). Hay otros excesos mucho menos detectables y tal vez sus consecuencias no se vean si no a largo plazo. Por ejemplo, los excesos de la oposición y la obsesión que tienen con el Consejo Nacional Electoral. La renuncia de Jorge Rodríguez a postularse, en seres normales, libres de excesos, debió provocar una reflexión tendiente a capitalizar ese hecho como un triunfo político. Como un triunfo de la porquería mediática. Pero no. Esa es una actitud muy inteligente. Y nada excesiva. Lo adecuado es ponerse brutos. Lo adecuado es pedir más. Y más. Y más. Excesivos. Autosabotearse el “logro”.
Es solicitar que todos los rectores hagan lo mismo que Rodríguez. Es pedir elecciones manuales. Es decir que eso no es suficiente, que hay que quemar todas las maquinas de votación en las plazas Bolívar de Venezuela. Es el síndrome del merecido. Es la prepotencia de una clase que no soporta que la gobierne un bembón. De no reconocerse minoría sin poder político. En esa cruzada pueden terminar con cirrosis hepática, con cáncer, presos por corruptos, con irritaciones en las partes pudendas y en el mejor de los casos con dolor de estómago.
Y es que no querer contarse es un exceso. Y en la búsqueda de ese objetivo van a intentarlo todo. Departamento de Estado de por medio. Chávez hasta el 2006, al decir de Bush, ya era un exceso. Ni hablar del 2013. El exceso del 4 de diciembre de 2005 los pone en una encrucijada. ¿Qué cartucho les queda? Están en la etapa de la desesperación. Como cuando decidieron jugársela con el paro petrolero y luego con Carmona. Para el talante democrático que han exhibido es un verdadero exceso. Y tal vez se descubra que el sacrificio asumido por Jorge Rodríguez fue excesivo.
Pon Globovisión. Según El Universal en la marcha en defensa de la libertad de expresión y de información que se realizó el domingo pasado asistieron “unas 1.500 personas”. Según los manifestantes la marcha "trata de que los venezolanos entiendan que se está perdiendo lo más sagrado que tiene el hombre: la libertad. Salimos a defender la libertad de expresión y de información". Pocas, si se toma en cuenta que en el último mes, el rrrrrréeeegimen ha acumulado un “prontuario” de dos periodistas presos y uno en vías de. Desde el encarcelamiento de Gustavo Azócar, los medios de comunicación han intensificado la campaña contra el gobierno “semitotalitario”, Milos Alcalay dixit. Como si eso fuera posible. Es como estar medio preñado.
Reportajes de prensa, audiovisuales y radiales, han tratado de demostrar que en Venezuela no hay libertad de expresión. Que ¡al fin! el militar se quitó la careta de dictador. Trabajos periodísticos que en sí mismos, contradicen las hipótesis que tratan de demostrar.
El show de la “entrega” de Ibéyise Pacheco fue exitoso. Medios en cadena, el país atento. Seguidamente la Sociedad Interamericana de Prensa, es decir los panas de Mata y Otero, enumeraron los “crímenes” contra la libertad de prensa, expresión e información, sucedidos en Venezuela desde 1999. Es decir, la mesa servida para manipular y engañar. Todas las armas en acción. La “artillería del pensamiento” funcionando a toda capacidad. Pero, ¡oh sorpresa!, convocan una marcha para defender la libertad de expresión tan golpeada por el rrrrrréeeegimen y asisten 1.500 personas. Algo está pasando. ¿Pongo Globovisión?
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